En mayo de 2014 el Ministerio del Interior Saudita emitió una lista de grupos considerados ilegales y con prohibición de operar dentro del Reino. La lista, que se publicó como parte de una orden real, incluyo grupos como el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), Al-Qaeda, el Frente Al-Nusra, Hezbollah y el movimiento Houthi. Pero la sorpresa fue que por primera vez en el reino, los Hermanos Musulmanes también fueron incluidos en la lista de grupos designados como organizaciones terroristas.
Otro dato significativo es que Francia, Dinamarca y Bélgica están considerando también sindicar abiertamente a la Hermandad Musulmana como organización terrorista. Antes, Gran Bretaña creó una comisión especial para investigar las posiciones doctrinarias y las prácticas del grupo islamista. Al tiempo que en el mundo árabe, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, consideran a la Hermandad como un grupo ilegal.
Lo cierto es que en la actualidad existe una tendencia mundial a reconsiderar la definición ideológica y las actividades de la Hermandad como la expresión de una fuente importante de actividades políticas nocivas y terrorismo.
Sin personas como Sayyid Al-Qutb y Hassan Al-Banna, sin sus libros y los mensajes sobre el Dawa, o conceptos como Al-Hakimiyyah (regla divina) y la Ustaziatul Alam (maestría del mundo,) no hubiese existido esa clase de terrorismo islamista ni jefes terroristas como Osama Ben Laden, Ayman AlZawahiri, Abu Musab Al-Zarqawi o Abu Bakr Al-Baghdadi, ni Khalid Islambouli, quien asesinó al presidente egipcio Anwar El-Sadat. Ni existirían ideólogos yihadistas como Abdullah Azzam, o Abdul Majeed Al-Zindani.
Todo ese material literario y sus jefes que ejercieron su aplicación han marcado con su ideología la fuente y el origen de la Hermandad.
La Hermandad sirve como incubadora social y educativa para cuestiones aún más peligrosas y violentas desde su ideología. Incluso sus propios puntos de vista representan una doctrina destructiva cuyos postulados van desde el fraude al engaño. Ello porque grupo obliga e impone a sus seguidores su propia visión del mundo desde la unicidad de su perspectiva: estrecha y medieval.
La postura antagónica de Arabia Saudita hacia la Hermandad no es nada nuevo. Después de la Guerra del Golfo, la Hermandad y Arabia Saudita comparten una compleja relación que se formó bajo circunstancias históricas bien conocidas, pero los Hermanos Musulmanes traicionaron al Reino luego de buscar inicialmente su asistencia y protección. Después de esto, Arabia Saudita cambió su visión del grupo y sus seguidores, y modifico gradualmente su relación de confianza tácita hacia la sospecha y el rechazo de plano de la organización.
En una entrevista con el periódico Al-Seyasah de Kuwait, en el año 2002, el ex ministro del Interior Saudí, Príncipe Naif Bin-Abdulaziz, dijo sin vacilar: “Todos nuestros problemas han llegado de la mano de la Hermandad Musulmana y tienen que ver directamente con esa organización a la que dimos albergue, seguridad y ayuda, pero nos ha traicionado”.
Cuando los saudíes endurecieron sus posiciones y establecieron la pena de muerte para los activistas de la Hermandad, les retiraron todo el apoyo y los expulsaron. Así fue que la organización se volvió contra el Reino. El ex príncipe heredero -ya fallecido- terminó su declaración indicando que: “Si la Hermandad abandona sus hábitos engañosos, entonces son bienvenidos. De lo contrario, las cosas seguirán siendo duras para en el Reino”.
Evidentemente la Hermandad en nada modifico sus posiciones políticas ni la violencia de sus acciones, ello se vio en Egipto en la caída del presidente Hosni Mubarak y en el año posterior en que la organización gobernó el país con el presidente Mursi. Su gestión no solo fue un rotundo fracaso en lo económico, los derechos humanos y las libertades ciudadanas, sino que exporto el terror y apoyo al Hamas en Gaza, afianzo sus lazos con los grupos islamistas en Libia e hizo pie en Siria donde en la actualidad combate al régimen del presidente Assad con gran cantidad de sus adherentes que se han alistado en el Frente Al-Nusra y en el Daesh (ISIS). De allí que el actual presidente egipcio, Mohammad Al-Sisi haya declarado recientemente la proscripción de la organización y una guerra abierta contra ella.
La Hermandad no ha modificado en nada su metodología de violencia y terror, no se ha reformado, no ha presentado sus disculpas a los países que le brindaron cobijo cuando sus dirigentes eran perseguidos y contra los que luego se volvió. Y nada de su accionar hace pensar que lo hará de cara al futuro. Hasta tanto esto no ocurra y renuncien a la violencia y a las acciones terroristas es saludable que los países de la Unión Europea aúnen criterios y la consideren una organización patrocinadora y ejecutora del terror. Ellos dañan al mundo árabe y a los propios musulmanes con su accionar.