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Todo lo que sucede en estos días y conmociona a la mayoría de los argentinos es, en última instancia, consecuencia de la impunidad.
El terrorismo internacional golpea en todo el mundo, no hay rincón de la tierra que quede a salvo de la desquiciada decisión de individuos alienados, puestos al servicio de intereses que ellos mismos desconocen, dispuestos a inmolarse por causas que creen justas.
No se salvó Madrid, no fue excepción Londres, cayeron las Torres Gemelas en Nueva York. Secuestran niñas para ser vendidas como esclavas en Nigeria, ponen bombas en Pakistán poque están en contra que las mujeres vayan a estudiar y asesinan médicos que ayudan a los refugiados en Afganistán. Lanzan cohetes casi todos los días contra poblaciones civiles en Israel.
Los ejemplos y casos podrían llenar varias páginas, solo citamos algunos que nos vienen a la mente en el momento.
Si comparamos todos esos casos y lo sucedido en Argentina en los atentados contra nuestro país de 1992 y 1994 hay muchas similitudes: intento de causar la mayor cantidad de muertos civiles posibles, golpear la voluntad de los países y las comunidades, destruir edificios, vidas, y voluntades de lucha de los quedan. Los móviles o excusas son similares: fundamentalistas religiosos, en general musulmanes, argumentando cuestiones religiosas, geopolíticas o históricas. En todos los casos se sabe con mayor o menor grado de certeza quien fué, como lo hizo, donde está ahora.
También en nuestro país esto último se sabe. A diferencia de algunos que dicen que "Nisman no hizo nada" o que la "causa no avanzó en veinte años" los que quieren saber, saben. El fiscal llegó a descubrir a los autores foráneos y probó con un grado de semiplena prueba que el gobierno de un país extranjero (Irán) planeó y ejecutó el atentado de 1994 y por eso Interpol pide la captura internacional de 5 de los imputados. Se avanzó y quedó establecido como, quienes y porqué mataron 85 argentinos. Por supuesto que no pudieron hacerlo sin ayuda local, y más allá del encubrimiento de algunos que están procesados por ello, no se ha descubierto quienes colaboraron desde adentro de nuestro país.
Hoy algunos miembros del gobierno nacional insinúan que la culpa de la muerte de Alberto Nisman sería de un grupo de agentes o de ex agentes de inteligencia, pero todos los servicios de inteligencia del país dependen del poder ejecutivo nacional. Los "viejos", los "nuevos", los "buenos", los "malos", los "militantes"... TODOS.
ENTONCES UNA SOLA COSA DIFERENCIA LOS ATENTADOS DEL RESTO DEL MUNDO A LOS DE ARGENTINA: LA IMPUNIDAD.
En todos aquellos casos se ha procesado, encarcelado y condenado a los culpables, o por lo menos se los persigue y trata de enjuiciar.
EN NUESTRO PAIS, EN CAMBIO, HICIMOS UN PACTO CON EL PAIS QUE NOS ATACÓ Y LOS LEGILSADORES OFICIALISTAS SE NIEGAN A APÒYAR EL PROYECTO DE JUICIO EN AUSENCIA, tal como lo presentó la comunidad judía como alternativa que existe en otros lugares del mundo para evitar la impunidad.
Al gobierno argentino no le pareció mal que se juzgara a Astiz en Francia, o a Videla en España.
Le parece mal que se juzgue, dando todas las garantías que una democracia ofrece a los acusados, a los imputados iraníes en ausencia, y el proyecto que puede destrabar la causa del atentado a la Amia-Daia parece por ello condenado a seguir la misma suerte que el atentado a la zona de la embajada de Israel de 1992: la nada.
Y la inquietud comunitaria y el estupor frente a la muerte del fiscal de la causa son solo otras consecuencias de lo mismo: LA IMPUNIDAD, QUE ES EL CALDO DE CULTIVO DE LA VIOLENCIA SOCIAL.
Pedimos, invocamos y luchamos por la verdad y la justicia, no solo para algunos, no solo en determinados casos de violaciones a los derechos humanos, sino en TODOS los casos, para TODAS las víctimas.
Plural JAI
