PALABRAS DE JUDIT FAIL A 29 AÑOS DEL ATENTADO A LA AMIA

Posteado el Mié, 19/07/2023 - 11:45
Autor
Judit Paula Fail

Hoy me encuentro frente a ustedes con el corazón desarmado y mi alma en llamas y una voz que grita desde lo más profundo de mi ser. Soy la hija de Ester Klin z'¡, una de las innumerables víctimas que perdió la vida en el fatídico atentado que destrozó la AMIA. Aunque el tiempo ha pasado, el dolor y la tristeza aún arden en mi interior.

Recuerdo aquel 18 de julio de 1994. Llegué a mi trabajo y, un poco más tarde, salí a comprar algo al kiosco. Al ver la expresión de horror en el rostro del chico que me atendió, supe que algo terrible había ocurrido. Le pregunté qué había pasado y él respondió: "Explotó la AMIA".

Mis piernas dejaron de sostenerme, necesitaba correr y llamarte. El día anterior, me habías mencionado que ibas a ir a la bolsa de trabajo de la AMIA. Yo era la única que lo sabía.

En ese instante, supe que mi vida cambiaría para siempre.

Mami, compañera, consejera, cómplice, compinche... podría seguir con tantos adjetivos hasta terminar diciendo que fuiste la mejor madre del mundo. A pesar de tu corta vida, dejaste una impronta indeleble en mi camino. Me enseñaste a ser honesta, a tener valores, a amar y a esforzarme por alcanzar mis metas. Me enseñaste a ser quien soy.

Te caracterizaba la perfección, como en cada prenda que cocías a mano o a máquina, o las delicias que cocinabas las condimentabas con todo tu amor,  la pulcritud. Fuiste una mujer trabajadora con un fuerte deseo de progresar y llevar a cabo los proyectos que soñabas. Aunque enfrentaste momentos difíciles, no te dejaste vencer, pero a veces llorabas en silencio para no mostrar tu lado débil.

Gaby te convirtió en abuela muy joven y disfrutaste con orgullo de tus nietos. Tuviste el privilegio de entregarme mi título universitario, de presenciar mi casamiento, de seguir compartiendo charlas hasta altas horas de la noche sin darnos cuenta del tiempo. Guardo tus secretos, te llevaste los míos.

Gaby y yo siempre fuimos lo más importante en tu vida. Siempre que necesitábamos tu apoyo, estabas ahí. Nos cuidaste cuando nos enfermábamos, si había que hablar con una maestra, vos ibas, si necesitábamos ayuda con la tarea de la escuela, estabas a nuestro lado, si estábamos tristes o felices por algo, tu abrazo era el momento más reconfortante. Nos transmitiste el amor a la familia. Nos educaste para ser personas justas y de bien.

Hoy podrías estar disfrutando y realizándote plenamente, enorgullecerte de tus nietos, tus bisnietos, de gozar relatando historias de tu vida, de una vejez digna.

Pero no. La explosión de AMIA transformó la vida de tantas familias y hoy en vez de seguir con nuestra rutina, estoy acá como hace 29 años para exigir justicia, porque a alguien se le ocurrió hacer volar este lugar y arrancarte de mi vida, al igual que arrancó la vida de otras 85 personas.

Estoy acá para para honrar también la memoria de las 85 almas que ya no están con nosotros. Pero además estoy aquí para pedirles que se unan a mí en un compromiso renovado de luchar por la justicia y la paz.

Como hijos de las víctimas, llevamos sobre nuestros hombros una carga pesada pero sagrada. Somos los guardianes de su legado y los portadores de su amor eterno. Y es nuestro deber transformar ese dolor en una fuerza para el cambio, en una luz que ilumina los caminos de la verdad y la justicia.

Hoy, en este momento crucial de nuestras vidas, debemos unirnos como un  país resiliente, mantener viva la memoria de aquellos que nos arrebataron injustamente, y trabajar incansablemente para construir un futuro en el que actos tan atroces no tengan lugar.

En todos estos años escuchamos que perseguimos justicia, que queremos que actúe la justicia, como si la justicia fuera un ente abstracto. Hablar de “la justicia” beneficia a quienes tenían y tienen la responsabilidad de ir a fondo y no lo hicieron porque los mete a todos en la misma bolsa. Están los responsables del atentado, los responsables del encubrimiento, los responsables de la investigación; los que usaron este atentado como moneda de cambio político, todos ellos tienen nombre y apellido y ninguno de ellos, a mi juicio, está pagando por lo que hicieron, por lo que ocultaron o por lo que dejaron de hacer. Todos recibimos comentarios como “hay muchas presiones”, “… saben quiénes son, pero tienen las manos atadas”, y cosas como esas, y eso nos define como sociedad. Cada tanto escuchamos que hay un mínimo avance en la causa, y eso no hace más que entender que con eso pretenden tranquilizarnos y aplacar nuestro empuje hacia la búsqueda de la verdad.

La justicia lo es cuando la verdad se persigue y se expone en un periodo de tiempo razonable. Por supuesto que un periodo razonable para cada uno, pero alguien puede dudar que 29 años para el esclarecimiento del atentado es una burla y una falta de respeto a los familiares y a las víctimas? De hecho, a mi juicio, esto representa un atentado en sí mismo, y los culpables en este caso son todos aquellos que tuvieron la posibilidad de avanzar y no lo hicieron.

Aunque no quiero meterme en política, muchas veces se habla que nuestro país tiene potencial para ser una gran nación y no lo es por distintas razones, pero ciertamente creo que si vamos a crecer como país tenemos que hacerlo fomentando uno de los principios fundamentales que es que los ciudadanos se sientan confiados y cuidados, que se premie a los que se esfuerzan por progresar y que se castigue a los delincuentes, no solo por ellos mismos sino también por el mensaje que esto le da a la sociedad. Y ciertamente mi percepción es que esto último está a un ABISMO de lo que una sociedad sana pretende.

Muchas gracias.

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