- No hay ninguna actitud sorpresiva, y mucho menos histórica de parte de aquellos que queremos que la asamblea de socios sesione. Para poder convocar debemos firmar una petición y elevarla a la comisión directiva, y es la comisión la que determina el día de convocatoria.
- No hay ningún daño a la AMIA, al contrario, la búsqueda es inquirir en un acto de responsabilidad acerca de determinadas políticas que llevan a cabo los integrantes del ejecutivo de la AMIA en absoluta discrecionalidad. Soy uno más de los representantes de los socios, en el mismo status que los representantes del BUR o de AVODA, y tengo el derecho de preguntar y que se me responda, no tengo ninguna apetencia personal. Sería muy importante que tanto el BUR como su mentor y jefe absoluto dejen de caracterizar y calificarnos, nosotros no lo hacemos con ustedes, si realmente hablan de Ahavat Jinam tendrían que empezar por sus actitudes y no fijar la mirada en los demás
- Los debates deben ser dados en los lugares adecuados, de qué podría servir que nos reunamos en alguna oficina y recibir informes si luego esos datos pueden ser negados, queremos un debate donde los micrófonos estén abiertos, y se registren adecuadamente todo lo que se diga
- Nuestra adhesión al estado de Israel y sus habitantes no está en discusión, no podemos permitir que se escuden en la crisis que están viviendo nuestros hermanos en la querida Medina para no debatir, sería como pretender que la Knesset no funcione. Y verdaderamente no resulta creíble que ese sea el motivo para que no se allanen a debatir.
- El hecho de que no se hayan producido llamados a asambleas extraordinarias es también importante dejar en claro que la conducción de AMIA logró conformarse gracias a que un grupo de asambleístas de Acción Plural Comunitaria (los representantes de AVODA) decidieron traicionar sus votos y sus compromisos con sus electores y se plegaron al BUR, conformando una alianza con caracteres poco éticos.
- Siguen calificando como ya lo ha hecho su máximo referente y absoluta autoridad (la verdadera autoridad que rige los destinos de la AMIA hoy en día) a nuestros interrogantes como poco importantes (“cuestiones que realmente valgan la pena”), una calificación arriesgada ya que de solo pensar que la AMIA enfrenta una demanda laboral por casi 20 millones de pesos (más posibles costas), hiela la sangre.
Nos preguntamos, ¿quien pagará esa demanda si la AMIA pierde ese juicio?, ¿no tenemos derecho a preguntar y preocuparnos?, ¿Realmente se puede caracterizar como algo que no vale la pena ocuparse?
Y ese como muchos otros temas, lo peor es que no tenemos información fehaciente (no nos pueden seguir invitando a tomar café en sus oficinas, no es serio y nos faltan el respeto), no sabemos quien recibe subsidio y a quien se lo quitaron y porque, no podemos debatir el lógico aumento de la cuota mínima, acción que los desfavorecería ya que algunas personas tendrían que pagar el aumento a casi 6000 socios que no pagan por sí sus cuotas.
Tampoco podemos tratar el tema de los socios no aceptados de pleno derecho, cuestión que peligrosamente nos puede llevar a situaciones judiciales con hermanos que se sienten discriminados.
Todos esos temas no pueden ser tratados y reclamamos tratarlos, tenemos la confianza que en una próxima elección podremos formar gobierno, y lógicamente nos preocupa que nos dejen una herencia ruinosa, y más allá de formar nosotros gobierno queremos honrar a nuestros socios, y queremos el bien de nuestra kehila.
De eso se trata, no rehuir el debate.
Los socios lo merecen
Mario Goldberg,
Socio de AMIA y representante de socios en la asamblea