IOM IERUSHALAIM

Posteado el Mié, 20/05/2020 - 08:25
Autor
Cita Machabanski

Miramos simbólicamente hacia ella al rezar desde el lugar en el mundo en donde nos encontremos.

No la olvidamos en la alegría de la Jupá y por eso rompemos una copa.

La sabemos dorada, hermosa y resplandeciente. Milenaria y pujante. Sabia y cosmopolita.   Espiritual y política. Anhelamos regresar a ella ni bien la dejamos. Alma del pueblo judío.

 

Nunca te olvidamos Ierushalaim, te vivimos en nuestro corazón,

te cantamos en todos los idiomas, te rezamos en todas las lenguas.

 

Sin embargo por mucho tiempo no pudimos llegar a ella, meditar en sus muros,

recorrer sus callejuelas, rezar en sus sinagogas.

 

La Ciudad, centro de la vida social y espiritual del mundo judío, había sido la capital del reino de David en el año 1003 antes de la Era Común.

En 1948 con el  establecimiento del Estado de Israel, Jerusalem volvió a constituirse en la capital del Estado Judío. Sin embargo, la parte oriental, la Ciudad Vieja, había caído en poder de Jordania y con ello la prohibición a los judíos de acercarse al Monte del Templo y al Kotel Hamaarabí (Muro Occidental o de “los Lamentos).

Diecinueve años después, durante la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, (un 28 de Yiar) Ierushalaim fue valerosamente recuperada, y volvió con más fuerza a colmar nuestros corazones de fe y de esperanza.

 

Ciudad eterna y que no cesa de crecer. Ciudad que no olvida su historia y su espíritu, pero que es incansable en su desarrollo.

Centro espiritual del judaísmo y sitio sagrado para cristianos y musulmanes, lugar de encuentros y  también de desencuentros. De vida religiosa  y de política, de unión y de diferencias. De memoria y actualidad.

 

Y más allá de toda cuestión, miles de jóvenes judíos de todo el mundo (y adultos también, claro está), vuelven transformados después de conocerla:

Se conmovieron al llegar al Kotel, al tocar sus viejos muros, al recorrer sus rincones colmados de historia, al sentir la pertenencia a un pueblo milenario.

 

Celebramos como cada año, con infinita alegría la recuperación de Jerusalem, que esta vez será “lejos pero juntos”, unidos con el corazón. Lo haremos, tal vez recorriendo virtualmente sus callejuelas, sus muros de piedra, cantándole en todas las lenguas, rezando por la paz.

 

Revivamos hoy con alegría y orgullo el momento en que el rabino del Ejército Israelí, Shlomó Goren, hizo sonar el shofar anunciando la liberación, mientras que los soldados lloraban de emoción al tocar las piedras del Kotel, cuando  los comandantes, Moshé Dayan, Itzjak Rabin y Uzi Narkis, hacían su entrada triunfal a la Ciudad.

 

Cita Machabanski

 

 

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