Fuente
JUDIOS.ORG
Para usar el invento los pacientes deben tener movilidad en las manos y los hombros
Paralizado desde hace 20 años, el ex paracaidista israelí Radi Kaiof ahora camina por las calles acompañado por un tenue zumbido mecánico. Se trata del sonido de un exoesqueleto electrónico que mueve sus piernas y lo hace avanzar -con una orgullosa expresión en su cara- mientras los transeúntes miran sorprendidos.
“Nunca soñé con volver a caminar. Después de la lesión, me olvidé de qué se sentía”, ha dicho Kaiof, de 41 años, que sufrió un grave accidente mientras servía en el Ejército israelí en 1988. “Sólo cuando me pongo de pie puedo sentir realmente lo alto que soy y puedo hablarle a las personas directamente a los ojos, no desde abajo”, ha apuntado.
El dispositivo, llamado ‘ReWalk’, es una especie de mezcla entre el exoesqueleto de un crustáceo y el traje del héroe del cómic Iron Man, y ayuda a los parapléjicos -las personas paralizadas de cintura para abajo- a ponerse de pie, caminar y subir escaleras.
Su creador es el ingeniero Amit Goffer, fundador de Argo Medical Technologies, una pequeña compañía de alta tecnología. “Los pacientes que están condenados a manejarse en una silla de ruedas pueden volver a experimentar qué se siente al ponerse de pie, al andar y al subir escaleras”, explica a elmundo.es el doctor Goffer, que señala que el único requisito es que “los individuos puedan mover sus manos y sus hombros”, ya que hay que utilizar muletas con el invento y “tengan una buena salud cardiovascular”.
Varias funciones
El sistema consiste de soportes motorizados para las piernas, sensores en el cuerpo y una mochila con una caja de control computerizado y baterías recargables, además de las muletas.
El usuario elige un modo con un control remoto colocado en la muñeca -levantarse, sentarse, caminar, descender o subir- y luego se inclina hacia adelante, activando los sensores del cuerpo y poniendo en marcha las piernas robóticas.
“Les permite a las personas levantarse de sus sillas de ruedas y quedarse de pie”, ha explicado Goffer. “No se trata sólo de la salud, sino también de la dignidad”, ha apuntado.
El mismo Goffer sufre una parálisis desde 1997 debido a un accidente. Sin embargo, no puede usar su propio invento porque sus brazos están parcialmente afectados por la lesión.
“Cuando perdí la movilidad, hace ya años, me di cuenta que la silla de ruedas era la única solución para los paralíticos y se me ocurrió desarrollar un dispositivo semi robótico (exoesqueleto) que se sirviera de las capacidades del paciente para controlarlo”, señala a elmundo.es.