LA DECENCIA DE CALLAR
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Cuando, en 1957, un joven revolucionario increpó públicamente a Albert Camus, instándolo a pronunciarse claramente por la independencia de Argelia –aún con toda su violencia- éste respondió, con tono grave: En estos momentos están poniendo bombas en los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre.






