El informe Goldstone fue analizado detenidamente por las organizaciones que anhelan destruir al Estado de Israel; ellas por supuesto, están satisfechas. El reporte otorga a Hamás, Hezbollah y a los terroristas en todo el mundo una licencia para matar.
El informe no solo exime a Hamás en Gaza de cualquier castigo - la organización fundamentalista no se inquieta por cualquier demanda posible ante la Corte Internacional de La Haya -, sino que además le permite interpretarlo como una autorización internacional para continuar llevando a cabo sus acciones asesinas desde centros de población civil, escuelas, hospitales, mezquitas y campamentos de refugiados, tal como lo hizo disparando mísiles sobre las poblaciones de Israel, antes, durante y después de la última acción de Tzáhal en la Franja de Gaza.
Del informe se desprende que la impostación de grupos terroristas en centros de población, y los disparos desde allí hacia el enemigo civil o militar, serán desde ahora, la táctica que Hamás podrá materializar sin temor alguno, gozando de una inmunidad parcial, por lo menos ante posibles acciones de represalia por parte de Israel, quien deberá controlar sus reacciones para evitar ser acusado de crímenes de lesa humanidad.
La Guerra de Yom Kipur, hace 36 años atrás, se desarrolló en campos de batalla convencionales, tanques contra tanques, aviones contra aviones, soldados contra soldados, sin civiles alrededor y sin investigaciones por crímenes de guerra. Pero desde aquella victoria israelí, la situación sufrió serias transformaciones. Ahora el informe Goldstone cambia las reglas de combate y avala a los terroristas. Mientras éstos sigan actuando en un entorno civil, no tienen motivos para preocuparse.
Hezbollah fue el pionero en la concreción de esta táctica en la Segunda Guerra del Líbano. Hamás en Gaza, asesorado por la organización chiíta, siguió sus pasos. El informe Goldstone garantiza esta situación en un documento judicial internacional, que constituye un precedente en el enfrentamiento con terroristas en el futuro.
El mensaje del reporte traerá consecuencias inusitadas en la lucha contra el terrorismo en cualquier lugar, y por ende el fortalecimiento de los grupos radicales. La situación será especialmente difícil para Israel, cuyos ciudadanos viven bajo amenazas constantes de actos de terror.
En la operación "Muro defensivo" en 2002, Tzáhal demostró que es posible desahuciar el terrorismo con medios militares. Los terroristas fueron perseguidos y exterminados en sus lugares, o apresados y juzgados. Desde entonces se redujeron al mínimo los actos de terror desde Judea y Samaria contra civiles israelíes. Actualmente, después del informe Goldstone, será muy difícil volver a una acción de ese calibre.
El informe es un golpe a la guerra contra el terror - cualquier tipo de terror -, y sufrirán por él todos los países que luchan contra el terrorismo.
Cabe esperar que la comunidad internacional tenga la suficiente entereza y voluntad política para rechazar el informe y dejar bien claro que los verdaderos crímenes de lesa humanidad son aquellos actos terroristas llevados a cabo dentro de zonas civiles, y no los intentos de acabar con dichas acciones.
El mundo debe entender que utilizar civiles como blasones humanos es un crimen de guerra; de lo contrario, podemos esperar que zonas hacinadas con población civil se convertirán en bases de actos terroristas en numerosos lugares del planeta con la expectativa de que la ley internacional otorgue inmunidad a sus ejecutores ante cualquier intento de represalias.
Israel encontrará caminos de auto defensa también en circunstancias cambiantes como éstas. Pero resulta claro que el proceso de paz se dañará. Este no es el momento adecuado para grandes riesgos.
¡Gracias Juez Goldstone! El camino al infierno está repleto de buenas intenciones.