Los argentinos estamos viviendo una época bastante compleja en cuanto a las relaciones entre ciudadanos. Las diferencias entre nosotros están siendo cada vez más difíciles de soportar, no porque sean radicalmente opuestas, sino porque nuestro nivel de tolerancia es cada vez menor, lo que nos está llevando a generar antagonismos que se podrían evitar fácilmente con el solo hecho de tener la voluntad de conversar y consensuar.
El proceso de pérdida de valores éticos y morales en los que también nos encontramos inmersos, nos llevan a ver con naturalidad cosas que hasta no hace mucho tiempo atrás nos parecían aberrantes. Hoy posiblemente las reconocemos como “malas”, pero no nos sorprenden y en algunos casos, hasta las tomamos como “normales”.
Es en esta realidad en la que se desarrolla la vida de la Comunidad Judía Argentina, tanto a nivel particular como institucional.
Los Judíos Argentinos hemos sufrido los peores atentados de Latinoamérica contra Nuestra Comunidad. El 17 de Marzo de 1992 la voladura de la Embajada de Israel en la Argentina, que si bien formalmente es otro estado, el Israelí, por el nivel de identificación que la Comunidad Judía tiene con él, nos encontramos en la posibilidad de asegurar que fue también un ataque a Nuestra Comunidad.
El próximo 18 de Julio se cumplirá el 21 aniversario del atentado a la sede de la AMIA, hecho que lleva esta enorme cantidad de años de impunidad y que en el transcurso de este tiempo, diferentes gobiernos no han tenido la clara voluntad y decisión política de llevar a los responsables Ideológicos y Físicos a la Justicia.
Luego se firma el “Memorándum de entendimiento con la República Islámica de Irán”, con el supuesto objetivo de avanzar con la resolución de la causa, pero para lo único que sirvió fue para retomar relaciones diplomáticas que se encontraban interrumpidas. Cabe aclarar que el Estado Iraní pregona la destrucción del Estado de Israel y sus funcionarios están sospechados de ser los responsables del atentado.
La posición de la Comunidad Judía Argentina frente a la firma del Memorándum no dejó lugar a dudas, fue de una firme oposición y fue expresada por la totalidad de sus referentes, hecho que trajo aparejadas consecuencias que muchos de nosotros conocemos.
A todo esto debemos agregar la sospechosa muerte del Fiscal de la Causa AMIA, Alberto Nisman, en un momento en el que estaba por presentar denuncias formales contra funcionarios públicos por presuntas fallas para el avance de la causa.
Por último el Consejo de la Magistratura, controlado políticamente por el actual Gobierno Nacional, removió de sus funciones al camarista subrogante de la Cámara de Casación Penal, Dr. Luis Cabral, que tenía en sus manos la definición de declarar Inconstitucional el Memorándum de entendimiento con la República Islámica de Irán.
Todo esto es a nivel local, pero a nivel internacional el panorama luce mucho más oscuro. Los niveles de antisemitismo, según informes del Centro Simón Wiesenthal, han crecido en los últimos años, en muchos casos bajo la nueva figura de crítica al Estado de Israel frente al conflicto Palestino, generando hechos de violencia en espacios de Comunidades Judías en diferentes países, principalmente Europeos.
La Argentina no escapa a todo esto y es por ello que debemos estar más unidos que nunca. Actualmente nos encontramos en una situación de falta de respaldo a las Instituciones Centrales de Nuestra Comunidad, básicamente por la falta de participación y el desinterés en ellas de los Judíos Argentinos. También espacios políticos comunitarios como así también Instituciones que componen la AMIA o la DAIA, han caído en los vicios que mencionaba al principio sobre la falta de consensos en la Argentina actual.
Ante este panorama no es casualidad que surjan movimientos como el reciente “Llamamiento de Argentinos de Origen Judío” cuyo único objetivo ha sido el de deslegitimar tanto a la AMIA como a la DAIA con el daño que eso conlleva. Cabe aclarar que esto fue organizado por un ex empleado de DAIA que actualmente cumple funciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Estamos frente a un momento muy complejo, y no es conveniente mantener diferencias radicales que lo único que hacen es generar grietas que utilizan estos grupos para debilitarnos y finalmente perjudicarnos.
Desde Plural JAI hemos comenzado a trabajar junto a otros factores comunitarios en la generación de espacios de diálogo con la intención de generar consensos que nos fortalezcan frente a la problemática actual. También estamos trabajando para acercar a la mayor cantidad de gente a la participación activa en Nuestras Instituciones, sumando no solo cantidad sino también calidad, algo que en Nuestra Comunidad abunda.
El hecho no está solo en reconocer la realidad que nos rodea, sino en tener la firme voluntad de transformarla, y para eso somos necesarios todos los integrantes de Nuestra Comunidad, sin distinción de espacios de pertenencia.