Manuel Tenenbaum: “Los augures de la desaparición se han vistos siempre desmentidos”

Posteado el Jue, 01/07/2010 - 13:55
Autor
Julián Blejmar
Fuente
Plural JAI

 

En una entrevista exclusiva con Plural JAI | Judaísmo Amplio Innovador, Manuel Tenenbaum, quien fuera Director del Congreso Judío Latinoamericano por 30 años, afirma considerarse un “optimista-realista” en relación al futuro comunitario. Y cree que la comunidad debería ser menos hipercrítica consigo misma. 

El Congreso Judío Mundial fue fundado en Ginebra en el año 1936 con el objetivo de realizar acciones diplomáticas para frenar la embestida Nazi y el antisemitismo en general, a lo que tiempo más tarde le sumó el trabajo por el fortalecimiento en la relación con otros credos y por el apoyo al Estado de Israel. El Congreso Judío Latinoamericano tiene desde hace décadas estas mismas misiones, aunque restringidas a la labor en nuestro continente.

Una figura que es casi sinónimo de esta última institución, es la del profesor Manuel Tenenbaum, nacido en Uruguay pero residente en la Argentina desde temprana edad, quien fuera su director por 30 años.

Según un gran número de dirigentes comunitarios, la relevancia de Tenenbaum no se limita a su desempeño en el campo institucional, sino que incluye su importante contribución en el campo intelectual de todo lo referido al judaísmo.

Alos 76 años, Tenenbaum, continua siguiendo con permanente interés el desarrollo de la vida judía en nuestro continente.

Según afirma a Plural JAI “La intensidad de mi relación con lo comunitario la atribuyo a mis raíces familiares y al hecho de que mi adolescencia coincidió con el impacto de la Shoá, -gran parte de mi familia desapareció en Europa-, y con la formidable resurrección que constituyó el establecimiento del Estado de Israel”.

Tenenbaum señala sentir una gran admiración por la comunidad judoeargentina, ya que sostiene que aunque como toda experiencia humana tiene imperfecciones y problemas, dentro de la geografía diaspórica es sin dudas una gran comunidad. “Sus rasgos más característicos, como lo son un amplio y variado institucionalismo, la educación judía como proyecto privilegiado, la brillante y constructiva aliá voluntaria y un vínculo extraordinariamente fuerte con Israel, donde viven cerca de cien mil israelo-argentinos y argentinos-israelíes, fundamenta mi percepción”.

Incluso, sostiene que a lo largo de su trabajo en el Congreso Judío Latinoamericano tuvo la posibilidad de mantener un estrecho contacto con todas las comunidades judías del Continente, en donde pudo observar que la evolución de las mismas en las últimas décadas ha sido muy positiva, ya que si bien persisten provocaciones externas, como por ejemplo de aquellos que “comienzan a disputar el ideario sionista, el cual desde ya está impugnado por los enemigos de siempre de Israel y del pueblo judío”, por otro lado se evidencia que “junto al desarrollo de la sociedad civil en marcos democráticos, las comunidades judías adquirieron plena legitimidad dentro de los distintos países, con lo que sus propósitos y tareas recibieron publicidad y terminó la vida intramuros”, por lo cual no duda en afirmar que si bien el antisemitismo no ha desaparecido, en las actuales sociedades libres y abiertas, “el judío que se respeta a sí mismo es respetado por su sociedad”.

Tenembaum admite que lógicamente las diferentes comunidades no están exentas de problemas y conflictos a su interior, y que si bien desde el Congreso Judío Latinoamericano no se ha intervenido en esta cuestión, -por expresa indicación de sus disposiciones estatutarias-, las mismas sí le han brindado un importante espacio y lugar a esta institución para trabajar en la defensa de su tranquilidad y en la lucha contra toda forma de odio y discriminación, mediante la activa diplomacia “que caracteriza al Congreso Judío Mundial en su conjunto”.

Si tuviese que señalar momentos especialmente traumáticos en su vida comunitaria, no duda en referirse a los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, hechos que, afirma, tienen el agravante de que sus culpables permanecen impunes. En este sentido, sostiene que “además de las preciosas vidas humanas destruidas y del dolor insuperable de las familias afectadas, los atentados dañaron el tejido interno comunitario y obligaron a las instituciones judías a un esfuerzo sin precedentes en materia de seguridad, incluyendo los pilotes que se han colocado delante de todos los edificios judíos, que prolongan los efectos perversos de los ataques terroristas. Esos atentados significan el dolor más grande que me ha tocado experimentar en mi vida comunitaria”.

Pero como contracara, rescata los múltiples momentos de gratificación que vivió en sus tres décadas como directivo, destacando muy especialmente todo lo relacionado al trabajo social, en donde resalta las cuatro ocasiones en las que el Congreso Judío Latinoamericano reunió a todas las comunidades del continente para coordinar y hacer conocer sus acciones en la lucha contra la pobreza de la sociedad en general. Gracias a estas acciones, afirma, la opinión pública pudo también conocer los múltiples proyectos de este organismo destinados tanto a judíos como no judíos, lo que según su óptica permitió que la sociedad en general pueda observar que los judíos no estaban exentos de las dificultades económicas que azotaron a todo el continente, -especialmente la Argentina-, durante fines de los noventa y principios de esta década.

Asimismo, recuerda con especial satisfacción los "veraneos culturales" que el Congreso realizó en Carlos Paz durante los primeros meses del 2002, donde pudieron brindar una cuota de esperanza a cientos de familias que habían quedado literalmente privadas de todo medio económico “Fue una gran experiencia solidaria y expresión de sensibilidad humana”, destaca.

En relación a los habituales reclamos y lamentos por el distanciamiento de muchos judíos de la vida comunitaria, Tenenbaum afirma desde su vasta experiencia que se trata de un proceso que se da a nivel general en gran parte los países secularizados de occidente, y que de hecho se repite en diversos momentos de la milenaria historia del pueblo judío. Por eso, cree que se debería “ser menos hipercríticos de nosotros mismos”  y concluye con visión esperanzadora que “los augures de la desaparición se han vistos siempre desmentidos, ya que en su larga duración la historia judía conoce el doble proceso de la huída y del retorno, y es por eso que me considero un realista-optimista de caras al futuro de nuestra comunidad”.
 

Julián Blejmar

Plural JAI | Judaísmo Amplio Innovador

Buenos Aires, Junio 2010

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