La muerte del ex fiscal Alberto Nisman ha sido un hecho lamentable que no se puede abstraer de su tarea en tratar de esclarecer el mayor acto terrorista sufrido por la Republica Argentina.
La tradición judía nos permite a los 30 días recordar a un ser querido en una ceremonia (shloishim) y es lo que hoy se esta cumpliendo.
Porque esta fue la convocatoria y porque la Republica no se puede permitir mas muertes como esta, porque a mas de 20 años del atentado a la AMIA y casi 23 años del atentado a la Embajada de Israel aun no tenemos responsables, porque la ética nos dice que debemos honrar la vida y la memoria; fui a la marcha.
Porque las mas de 300.000 personas, a pesar de la lluvia, en paz, sin consignas políticas, se unieron con un solo reclamo: Verdad y Justicia. Argentinos, católicos, judíos, gente de todo color marcho en paz como así como casi 21 años donde nos dimos cita en la plaza del Congreso también con nuestros paraguas, donde una sociedad se fundía en un solo pedido.
No pude descubrir a los antisemitas, ni a Cecilia Pando ni a Biondini, ni a Yofre, ni a los desestabilizadores del gobierno, ni tampoco a políticos opositores. Los paraguas nos igualaron.
Tampoco vi a los argentinos de origen judío, con su ausencia confirmada por adelantado, pero debo decirles que es una lastima. La Republica la hacemos entre todos y la verdad es que los hubiese engrandecido con su presencia.
Por justicia, por verdad, por paz, y porque nadie me llevó ni obligó a ir, fui a la marcha.