nota publicada en Clarín el 31/07/2010:
Aisha, una mujer mutilada, denuncia el horror de las afganas bajo los talibán
A primera vista cierta belleza atrae, pero al segundo el horror provoca desviar los ojos. No ver. El último número de la revista Time todavía no salió a la calle pero la cara que lleva, la de Aisha una afgana de 18 años, provocó que el mundo hablara de ella. Hablara, en realidad, del drama que viven las mujeres de ese país con el aumento de la influencia de los fundamentalistas talibán. A Aisha se la ve mutilada: sin nariz y tampoco orejas. Se las cortaron porque intentó escaparse de la casa de su marido donde la trataban como una esclava.
El horror de Aisha comenzó una media noche, se lee en el adelanto de la nota, cuando un grupo talibán de su pueblo golpeó a la puerta. La chica había intentado escaparse de la familia de su marido, quien la golpeaba. “Si no lo hubiera hecho, habría muerto”, asegura. Pero aquella noche, un juez –en realidad el comandante talibán local– no tuvo piedad ante esa frase. Entonces, su cuñado la sostuvo y su marido le rebanó la nariz y las orejas como castigo. La revista Time y CNN la encontraron en un refugio secreto de la capital afgana. En Kabul, ella aceptó posar ante la cámara de Jodi Bieber. Minutos antes, cuentan que escuchaba con obsesión las noticias que hablaban del intento del gobierno afgano de llegar a un acuerdo político con el grupo fundamentalista, que dominó por 10 años ese país, y que ahora resurge fortalecido.
“Ellos son las personas que me hicieron esto”, dijo ante Time. “¿Cómo podemos conciliar con ellos?”, se preguntaba mientras espera que una fundación la ayude con las cirugías que reconstruirán su cara (www.grossmanburnfoundation.org)
Los que ven hasta en el horror conspiraciones, cuestionaron el momento en que salió la nota. El título y el abordaje del tema es, como mínimo, desafortunado. “Qué pasará si nos vamos de Afganistán”, dice la tapa que llegó casi al mismo tiempo que la filtración de 91.000 documentos secretos que cuestionan aún más el rol de EE.UU. tras 9 años de invasión y guerra en Afganistán.
El editor de la revista, Richard Stengel, salió a responder. “Pensé mucho sobre si debía poner o no esa imagen. Yo quería asegurarme de que Aisha no perdiera su seguridad por esto y que entendiera lo que significaba su cara en la tapa. Ella sabe -escribió- que se convertirá en el símbolo del precio que las mujeres afganas han tenido que pagar por la ideología represiva de los talibán”. En junio –recuerda la nota– el presidente afgano, Hamid Karzai, creó un Consejo de Paz para “explorar” las negociaciones con los talibán. Un mes más tarde, cuenta Time, Karzai reflexionó sobre el costo de este acercamiento ante Tom Malinowski de la ONG Human Rights Watch. “Básicamente me preguntó qué es más importante, proteger el derecho de una chica para ir a la escuela o salvarle la vida” De cómo Karzai y sus aliados internacionales resuelvan esta pregunta dependerá la suerte de las afganas y del país. El resultado de una retirada de EE.UU.demostrará la profundidad de su fracaso tras 9 años de ocupación. Nada habrá cambiado para las mujeres o todo será peor con los talibán socios del poder. “Los derechos de la mujer no debe ser el sacrificio por el cual se logre la paz”, declaró sobre esta posibilidad Fawzia Koofi, un parlamentario afgano.
Mientras, en la televisión afgana un nuevo programa intenta crear conciencia de los derechos de las mujeres. Lo conduce una afgana que se crió en Canadá. En una ocasión, a pesar de su experiencia ante cámaras, se quedó sin palabras ante una anécdota trágica que su invitado contó como broma. Mozhdah Jamalzadah veía cómo el hombre se reía al relatar que un equipo extranjero de derechos humanos notó que las mujeres caminan seis pasos detrás de sus maridos, pero que en una zona rural talibán vieron a una seis pasos por delante. Entonces fueron a felicitar al esposo, pero éste explicó que estaba adelante porque era un campo minado. “Cuando hablamos de derechos de la mujer,” explicó Jamalzadah, “estamos hablando de cosas importantes para los hombres, ellos quieren ver a Afganistán avanzar. Si sacrifican a las mujeres por la paz, le darán el país a los fundamentalistas que originaron todo.”
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La culpa no es del chancho...
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La culpa no es del chancho
La cosa es exactamente como dice el artículo. Y la mía no es una opinión sectaria porque soy no judío, hijo de católicos, pero profundo admirador de Israel, foco de civilización en Oriente al que no debemos permitir que apague la barbarie fundamentalista y la ebriedad de la izquierda.
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Es famoso ese refrán, como también la hipocresía del mundo en que vivimos; cuando se condena a Israel por la lucha contra el fundamentalismo islamista, se apoya a los que mutilaron a Aisha.
Cuando se condena a los soldados que luchan en Afganistán se apoya a los que mutilaron a Aisha.
Cuando pusilánimes como D'Elía o el padre Farinello apoyan la dictadura teocrática de Irán, se apoya a los que mutilaron a Aisha.
Cuando judíos traidores como los del AIJN, Neturei Karta, etc hablan en contra del derecho de Israel a exisitir, se apoya a los que mutilaron a Aisha.