COLMAN SASLAVSKY, EL CHANTRE OLVIDADO
Hurgando en mis montañas de papeles, fotografías y documentos encuentro varios correspondientes a Colman Saslavsky.
Hay –entre muchas cosas originales– una fotografía de Berta Singerman jovencita con esta dedicatoria:
“Recuerdo a mi maestro señor Colman Saslavsky para demostrarle la gratitud y el afecto que le debe y siente hacia Ud. su discípula: Bertha Singerman”.
Y un autógrafo en ídisch del renombrado cantor litúrgico Pinjas Borenstein, fallecido en 1955, que escribió en Concepción del Uruguay el 3 de marzo de 1953 y cuya traducción en parte dice: “Colman Saslavsky, de quien tanto he aprendido, era el más grande compositor judío del mundo. Sus composiciones no tienen igual”.
¿Quién era Colman Saslavsky? Este año se cumplen ciento cuarenta de su nacimiento en Bieltzi, Besarabia. Huérfano de padre y madre, tuvo una infancia difícil y, ayudado por vecinos caritativos, él y su hermano varón (tenía también una hermanita) fueron internados en la Ieshivá (escuela religiosa) de Moguilev donde, aparte de Biblia y Talmud, estudiaron música con el famoso compositor Pinjas Minkovsky. Especialmente Colman demostraba gran talento musical y a los dieciséis años–cuando ya interpretaba todos los instrumentos–volvió a su ciudad natal.
A los 19 años conoció a su futura esposa, que tenía 14, y enseguida se casaron. Viven en Colarashi , ciudad natal de su mujer, y pronto su fama de compositor llega a Kishinev y una importante sinagoga de la capital de Besarabia lo contrata. Permanece aquí hasta 1905, cuando viene a la Argentina y comienza a trabajar en Buenos Aires como maestro hebreo y cantor de sinagoga. Trabaja, estudia, compone, pero no encuentra el estímulo anhelado y en 1907 decide radicarse en el campo entrerriano. Se instala en la colonia San Antonio, a unos cien kilómetros de Concepción del Uruguay, pero su temperamento artístico, más fuerte que su vocación de agricultor, le hace viajar frecuentemente a Buenos Aires donde organiza conciertos y audiciones corales con elementos que posteriormente alcanzan gran fama.
Con motivo de su inveterada costumbre de crear coros mixtos encuentra gran oposición en los sectores ortodoxos: las mujeres deben dejar de integrar sus coros y por fin actúa en ellos únicamente–vestida de varón– la después insigne recitadora Berta Singerman. Tengo a la vista la foto original de uno de estos coros en que aparece Berta .
También tengo a la vista la foto , de aproximadamente 1915, en la que aparece con la orquesta sinfónica creada por él en la colonia San Antonio; casi un siglo después no se ha podido ni de cerca igualar.
El nombre de Colman Saslavsky empieza a conocerse también en las colectividades judías de los países vecinos. Como dice César Tiempo, alternando “sus funciones rituales con la atención de su chacra en la colonia San Antonio” este singular artista hace frecuentes viajes. Lógicamente la pobreza está siempre presente: Saslavsky casi nunca percibe pago alguno por su trabajo. Y las cosas se le complican. Un golpe muy grande recibe cuando uno de su docena de vástagos enferma de gravedad y muere. Tenía nueve años y se venía perfilando como un verdadero genio.
Su salud minada por tantos desengaños y desventuras, multiplicados en los últimos tiempos, hace crisis y enfermo y envejecido vuelve a San Antonio donde muere a los 48 años (1918) cuando aún tanto podía esperarse de su talento y de su increíble capacidad creadora.
Destacados vecinos de las colonias judías entrerrianas dejaron disposiciones pidiendo ser sepultados “junto a Colman Saslavsky” y hoy los restos mortales del incomparable artista reposan bajo el cielo de Entre Ríos rodeados de amigos, admiradores y vecinos.
En algunas viejas publicaciones (“Argentiner IWO Schriftn” de 1947, “El colono cooperador” y pocas más) se pueden encontrar datos del artista.
Pablo Schvartzman
Concepción del Uruguay, 25 de marzo de 2010.
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