MERCEDES JELLINEK DA SU NOMBRE A UNO DE LOS AUTOS MÁS FAMOSOS
Continuando con el tema del automovilismo nos encontramos –como en cualquier otra materia–con algunas cosas raras, al menos desde el punto de vista de mi enfoque.
El antisemitismo logró opacar la historia de la vida y los inventos de Siegfried Marcus y –sin embargo– la gigantesca empresa alemana de automotores mantuvo, incluso en la criminal época nazi, el nombre de Mercedes, que el judío austríaco Emilio Jellinek dio al famoso automóvil.
La vida de Jellinek es conocida. Rebelde nato, en edad escolar todavía escapó de su casa para seguir una vida aventurera y llegó a trabajar como simple obrero. Se fue al norte de África, se hizo amigo de muchos jeques, aprendió a montar a caballo con toda perfección y se apasionó con ese deporte en el que se llegó a destacar. En un serio accidente ecuestre fue socorrido por un diplomático vienés que lo llevó a su casa y se enamoró de la hija de su salvador y se casaron.
Después de distintas actividades, su suegro le ofreció un puesto en el consulado austro-húngaro en Niza y aquí se apasionó por los nuevos carruajes a motor.
Antes de 1897 ya había tenido varios vehículos: Bolleé, De Dion-Bouton, Panhard y Levassor, Peugeot. Pero Jellinek era un precursor y se dio cuenta de que el nuevo vehículo no debía ser un coche de caballos arrastrado por un motor, sino un conjunto orgánico, una cosa completamente nueva sin ningún parecido con los vehículos conocidos.
Acudió a ver a Gottlieb Daimler para que le hiciera un automóvil “a medida”. Pero Daimler tenía otras ideas y las sugerencias de Jellinek no le resultaron gratas.
Sin embargo, para el socio de Daimler, Guillermo Maybach, las ideas de Jellinek fueron una revelación. En la fábrica le mostraron el último modelo del Daimler y –aunque no era lo que él quería–regresó a Niza con el vehículo y lo inscribió para el Gran Premio de Niza de 1899 y ganó la carrera. En el momento de la inscripción le preguntaron por la marca del coche y contestó “marca Mercedes”, el nombre de su hijita.
Un año después moría Daimler y sus sucesores diseñaron un nuevo auto con las ideas de Jellinek. Este logró reunir más de medio millón de marcos oro y pasó un pedido a la Daimler por treinta y seis automóviles siguiendo sus indicaciones. El nuevo modelo era verdaderamente revolucionario y algunos de sus adelantos todavía se usan hoy.
Después de las pruebas se habló del nombre que se iba a poner a este modelo y la voz de Jellinek se alzó imperiosa, dice Miguel de Castro Vicente: “Daimler es un nombre muy alemán que no gustará a los extranjeros, sobre todo en Francia. Tenemos ya un nombre más cantarín, el nombre de mi hija, Mercedes…”
Seguramente aquí había nacido la fama de Mercedes Jellinek y la industria del automóvil dejaba la Edad Antigua para entrar en la Edad Media.
En ese 1901 un Mercedes logró un triunfo tan espectacular en una carrera de 400 kilómetros que llenó de estupor a los más afamados aficionados.
El conductor del coche ganador era un joven alemán, Guillermo Werner, y el automóvil con el nombre de Mercedes había sido inscripto por su propietario, un tal doctor Pascal que después se supo era el seudónimo del Barón Rotschild.
Pablo Schvartzman
Concepción del Uruguay, 24 de marzo de 2010.
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