JUICIO Y DEFENSA
Despierto en la madrugada
y me digo: ”un dia más...”
Décadas, lustros y años
me comienzan ya a pesar;
el porqué esta larga vida
no lo puedo imaginar.
Abuelos, padres, hermanos,
ninguno alcanzó mi edad
y alguno se fue del mundo
casi antes de despertar.
Por eso, Gran Arquitecto,
pregunto con ansiedad:
¿tienes para este anciano
algunas tareas más?
¿O quizás es un castigo
que no alcanzo a descifrar?
Recorro todos mis años
y no veo mucha maldad;
seguro algún pecadillo
que se puede soslayar.
Porque casi no he mentido,
no he jurado jamás,
no he robado, sí he odiado
alguna oportunidad;
pero es humano supongo
lo de amar y lo de odiar.
Fui un rebelde, no lo niego,
en la escuela y el hogar
pero, ¿quién, en este mundo,
puede, con sinceridad,
tomar la primera piedra
y disponerla a arrojar?
Amable fui con las gentes,
no aprendí a discriminar,
ayudé al necesitado
sin sacrificios quizás.
No me convierte eso en santo
ni lo pretendí jamás.
Doné litros de mi sangre
sin saber ni preguntar
a quién se destinaría,
estuviese bien o mal.
No caí en la idolatría;
soy de la estirpe de Abraham
y acato una buena parte
de las órdenes que dan
los preceptos y las leyes
que rigen la humanidad.
Pero sigo preguntando
por qué tanta ancianidad
e insisto con el dilema:
¿tendré algunas tareas más?
He cumplido con aquello
de “creced y multiplicad”:
cuatro hijos, doce nietos,
no es demasiado, ¿verdad?
No fui a escuela para padres
y me hube de equivocar.
He honrado a padre y madre
y a la compañera más.
Combatí a las tiranías
dentro mi capacidad,
impugné el libertinaje,
defendí la libertad.
Sufrí discriminaciones
y bastante de maldad,
pero traté en lo posible
de olvidar y perdonar.
Tuve largos quince meses
de servicio militar,
aprendiendo la experiencia
de obedecer sin chistar;
y encontré allí camaradas
de corazón fraternal.
Y también caí entre rejas,
pocos días nada más;
soporté afanes, trabajos,
y accidentes por demás
y, sí, abusé, reconozco,
de la alta velocidad.
Todo ello no me hace bueno
y acepto con humildad
que en mi modesta existencia
sólo soy un hombre más
con virtudes y defectos,
pero, más de éstos quizás.
El Juez Supremo decide
lo que haya que censurar.
Trato hoy de tener paciencia;
pronto he de dilucidar,
cuando parta y comparezca
al que me habrá de juzgar.
Pablo Schvartzman
Concepción del Uruguay, 14.9.14
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