Extraño los Shone Toives

Posteado el Vie, 07/10/2011 - 14:37

 
El pertenecer a esta generación del siglo XX y del inicio del XXI, me trae algunas nostalgias.

Las caminatas hasta el shil en el que los zeides estaban sentados y había que visitarlos por horas, y salir del shil a la hora del Izkor (porque allí,  vaya misterios que se instalaban, y no era posible, estar…)

En las horas restantes, recibíamos todos los aprietes de desconocidos, los pellizcos que dolían, los malos alientos del día de ayuno…

Y a las siete de la tarde,  afloraban desde carteras leicaj, en el shil se agolpaban por el shnaps, los ánimos caídos (antes de entonar el Hatikva), se recobraban milagrosamente…
Una tropa, partía desde los mas recónditos espacios de la sinagoga para partir a romper el ayuno.

Éramos pequeños y éramos arriados por nuestra familia, que entre besos y abrazos conocidos y no tanto, bendecían existencias por un año mas…

Y arribar a la casa que cobijaría a toda la familia, y atender a niños y hambrientos adultos Ayunados era toda una FAENA…

La distribución de las diversas necesidades, las madres que atendieran a unos y otros era una proeza.

Los varones, se entretenían, mientras… con el te del Samovar y el shnaps, y el Drerdl
(un juego que nunca supe, ni sabré en que consistía).

Los chicos entre 4 y 13, pintando figurines, y organizando la obra a exhibir, a los postres…

Y a la orden de la comida se servía en cada rincón de la casa,  y ahí se estaba… 
Sin amenitis, sin música de fondo (más que la vociferación del Iom Tef), sin rezo, sin preámbulo. Pero con todo el afecto, con familia, con sentido de pertenencia….

Todos, todos estábamos allí, alrededor de la mesa. 
Quienes no estaban, era porque se los había comido la Shoá. 
El resto, todos estábamos… los sobrevivientes, su segunda generación y nosotros la tercera.

Hoy,  ya no hay shone Toives,  y aun estamos aquí…

Algunos por suerte con nuestra tercera generación de argentinos, celebrando este 5772.

Muchos de los de mi generación partieron por diversos motivos,  muchos de nuestros hijos también elijen otros rumbos por diferentes motivos.

Tengo la alegría de saber que cuando saludo a los más cercanos, augurándoles un buen año y ser inscriptos en el Libro de la Vida, saben a que me refiero…

Tengo el orgullo, que mis hijos acuden a estos encuentros por su propia voluntad, y espero que en sus corazones alberguen el deseo de continuarlo con su descendencia.

Es cierto: el mail, el msj., el Twitter, el FB, y toda la tecnología, nos acerca en el minuto a minuto…
Y por allí, les hago llegar a todos mis mejores y más profundos deseos de Paz, Salud, Bienestar. Prosperidad, Sha Shtil!!!

Pero no habrá por ahora nada virtual que reemplace, el amoroso abrazo que nos daban y dábamos a la salida del Shil…

Gmar Jatimá Tová!!!

Lic. Nora Tage Muler