El futuro del sionismo depende de la excelencia moral

Posteado el Vie, 24/09/2010 - 17:13
Autor
Donniel Hartman
Fuente
Tu Meser - 24/09/2010

 

Uno de los desafíos cruciales que está enfrentando Israel en las negociaciones en curso con los palestinos es recordar que no solamente estamos negociando con los palestinos sino también con nosotros mismos.

La cuestión no es solamente lo que los palestinos y la comunidad internacional permitirán, sino lo que nosotros como un pueblo judío queremos presentar como un aspecto central de nuestra política. Nuestro fracaso en entender esto ha llevado al debilitamiento de la fuerza del sionismo dentro de la sociedad israelí y al despertar de la deligitimización de Israel también dentro de la comunidad judía en el mundo.

Para decirlo con más claridad, si el sionismo significa estar dispuesto a ocupar a otro pueblo, y que la santidad de la tierra tome precedencia sobre los principios morales de nuestro pueblo, entonces muchos querrán despojarse del ideal sionista y conducir a la gente a una identificación pos-sionista. En el mundo, aún en los ojos de los amigos más fieles de Israel, la ocupación de los palestinos en la Ribera Occidental es vista como contraria a la ley internacional, antitética a Israel como un estado democrático, y opuesta a los valores judíos, que creen en el tratamiento igual de todos los seres humanos creados a imagen de Dios.

Por lo tanto, comenzar a terminar la ocupación y mantener una posición moralmente defendible hasta que llegue el momento en que podamos ponerle fin y al mismo tiempo preservar nuestra legítima seguridad tiene un significado crítico para los israelíes que aman al sionismo y para los judíos en todo mundo que quieren mantener una relación fuerte y estable con el Estado de Israel. El sionismo no se fortalecerá si educamos a los israelíes y judíos acerca de su historia, sino que lo hará si nos aseguramos que sea la expresión de una excelencia moral.

Los requisitos morales de Israel vis a vis la ocupación son claros: una ocupación es legítima solamente si es el resultado de una guerra justa, la ocupación es temporaria, se hacen constantes esfuerzos para finalizarla sin comprometer los legítimos intereses de la seguridad nacional, y la fuerza de ocupación se abstiene de acciones no motivadas por la seguridad que complican los esfuerzos de ponerle fin a la ocupación.

La ocupación de la Ribera Occidental que surgió de la guerra de auto defensa de 1967, claramente cumple con todos estos estándares, siempre y cuando hagamos constantes y genuinos esfuerzos para terminarla bajo las condiciones delineadas más arriba. El hecho que el Primer Ministro de Israel y la gran mayoría de los israelíes, partidarios de Likud, Kadima y Avodá por igual, apoyen una solución de dos estados si el resultado es la paz entre Israel y los palestinos, es un importante paso en cumplir con estos criterios. Los israelíes han aceptado que la ocupación debe terminarse y si bien es cierto que la paz necesita dos lados, es nuestra política hacer todo lo que esté en nuestras manos para cumplir con nuestra responsabilidad.

Este es el contexto dentro del cual tenemos que evaluar la cuestión de la congelación de la construcción en los asentamientos. Cualquier expansión de las áreas fuera de Jerusalem, el bloque de Etzion, Maalé Adumim y Ariel, socavan la autenticidad de nuestro compromiso de ponerle fin a la ocupación y son por lo ende simplemente inmorales. ¿Por qué seguir expandiéndose en áreas de las cuales nos hemos comprometido a retirarnos? Expansión continuada ahí es legítimamente interpretada como que nuestro compromiso de ponerle fin a la ocupación es una mentira.
Es importante que reconozcamos que la cuestión no es si los palestinos aceptarán o no una suspensión temporaria de la congelación de los asentamientos y se quedarán en la mesa de negociaciones. Lo que importa es lo que nosotros los israelíes y nosotros los judíos queremos que sea la política de nuestro país. Los Estados Unidos y la comunidad internacional pueden lograr que los palestinos permanezcan en la mesa. Sin embargo si seguimos o no haciendo expansión de asentamientos fuera de los bloques antes mencionado es una cuestión israelí, estaremos debilitando la fuerza del sionismo dentro de nuestra propia comunidad y la relación de la judería mundial con el Estado de Israel.

Es hora de un cambio de enfoque conceptual. El futuro de Israel y del sionismo requiere que comprendamos que muy a menudo nuestro mayor enemigo está adentro, y que la futura vitalidad y legitimidad de Israel y del sionismo dependerá de la fuerza moral de las políticas que adoptemos. No se trata de relaciones públicas efectivas sino de políticas moralmente defendibles. Cuando los israelíes y los judíos del mundo puedan unirse en torno a un compromiso con un estado judío que encarna las más nobles aspiraciones entonces Israel será realmente fuerte.

La paz requiere que dos partes estén de acuerdo, el transformar a Israel en una sociedad judía con nobles aspiraciones que inspire a los judíos de todo el mundo y les de dé un sentido de propósito más elevado y una voz moral depende solamente de nosotros.

Fuente: www.hartmaninstitute.com/Opinion_C_View_Eng.asp?Article_Id=549

Traducido por Ría Okret

 

Sin votos (todavía)