Las diferencias en la comunidad judía argentina se profundizaron hoy cuando el rabino Samuel Levin, uno de los referentes de la ortodoxia judía en el país, respondió con dureza a las declaraciones de la rabina de la Comunidad Bet-El, Silvina Chemen, al acusarla de “falsificación de título”.
“La comunidad quiere que toda esta gente que se hace llamar rabino que no nos meta más en problemas con el Gobierno”, afirmó Levin en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
Levin expresó: “En nombre de la comunidad, ignoramos totalmente que representan a la comunidad, aquellos que falsifican el título de rabino”
“Queremos que no nos metan más en problemas con el Gobierno. Nosotros respetamos muy bien al Gobierno, pero no queremos que nos manejen la relación con el Gobierno”, afirmó Levin.
La polémica estalló ayer cuando la rabina Chemen revelara que la presidenta Cristina Kirchner se sintió “ofendida” por la ausencia de representantes de la AMIA en el brindis que se realizó en la Casa de Gobierno con motivo de las Altas Fiestas judías.
El conflicto surgió cuando la Presidencia convocó a sectores de la comunidad judía a un brindis por el Año Nuevo Judío y al incluirse a la rabina de Bet-El, sectores de la ortodoxia decidieron no ser parte de la comitiva.
“No fue el rabino (Shlomó) Ben Hamú porque fui yo, y la Presidenta se ofendió porque el señor Ben Hamú decide quienes son los invitados de la Presidenta”, aseguró Chemen en un encuentro convocado por la agrupación Plural JAI.
Ante esta declaración, Levin afirmó que “la comunidad tiene una dirigencia y es el presidente de la AMIA (Guillermo Borger) y el Gran Rabino de la comunidad judía que es Ben Hamú”.
“A ellos debemos respetar –continuó- porque son la conducción formal y representativa de la comunidad, y no podemos aceptar que vengan estos falsificadores de títulos a embarullar a la gente”.
Además, Levin sostuvo que los conservadores “representan a la asimilación de la comunidad”.
Para sostener su acusación contra Chemen por falsificación de título, el religioso argumentó que “Maimónides dijo que ningún puesto de dirigencia puede ser tomado por una mujer”.
“Los rabinos que no cumplen con la Torá al pie de la letra no pueden ser rabinos. Los rabinos tienen que cumplir la Torá y ser un ejemplo”, agregó.
Asimismo explicó que aquellos que “no creen en la Torá, que es la palabra dicha por Díos, no pueden ser rabinos”.
“Ella (por Chemen) es una rabina y está ofendiendo a la Biblia. No cumple la Torá como tiene que ser, porque todo puesto de conducción tiene que estar a cargo de los hombres”, insistió el religioso.
Levin indicó que al máximo rol que puede llegar a aspirar la mujer es al de rabanit, que es la esposa de un rabino.
“Pero, más allá de esto, reitero que no nos arrastren problemas con el Gobierno, nosotros respetamos al Gobierno y vamos a respetar al Gobierno siempre. Ellos que se queden en la casa y no hablen más”, afirmó.
Las diferencias entre conservadores y ortodoxos quedaron al descubierto en el brindis realizado en la Casa de Gobierno al que asistieron representantes de la DAIA y de otras instituciones judías, y en la que se notó la ausencia de miembros de la AMIA.
Pero el cortocircuito se agravó en las últimas semanas cuando la dirigencia de la representación política de la comunidad judía argentina confirmó su participación en la comitiva que acompañó a la presidenta Cristina Kirchner a la reunión de la ONU y desde la AMIA se tomó la decisión de no viajar aduciendo “restricciones religiosas” por la festividad de Sucot.
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