El pasado 23 de noviembre se conmemoró el 36° aniversario de la muerte de David Ben Gurión y creemos que esa fecha no debe pasar inadvertida para los judíos en Israel y en la Diáspora.
No es este un espacio donde abundaremos en citas biográficas que consideramos conocidas o, por lo menos, debieran serlo, sino un lugar de reflexión sobre el significado de la acción y la ideología que guiaron al líder, al conductor del proceso que desembocó en la creación y subsistencia del moderno Estado de Israel.
Su visión estratégica, el ambiguo camino de la diplomacia internacional, la inexperiencia en el campo militar y su fuerte compromiso con los pioneros de los que formaba parte, el espíritu kibutziano, solidario, democrático y pluralista que impregnó toda su acción debe ser fuente de inspiración para quienes tenemos que recorrer caminos mucho menos difíciles que los que le tocó a él.
Lo podríamos equiparar con los símbolos modernos de otras naciones: Ghandi para la India, Mandela para Sudáfrica, Ben Gurión llevó adelante una tarea en un contexto infinitamente menos favorable que el que nos toca a cada uno de nosotros, y es bueno recordarlo cuando nos quejamos de los medios de comunicación que nos ignoran o atacan, de la prédica antisemita de sectores de extrema derecha e izquierda, de los mercenarios iraníes que en territorio argentino siembran el odio racial y promueven el exterminio de Israel.
A Ben Gurión le tocó todo eso y mucho más, y tuvo el coraje y la inteligencia de conducir al pueblo judío sin distinciones de ideologías o creencias religiosas a la construcción de un estado plural, democrático, inclusivo y sobrevivir a todas las tremendas condiciones que se le imponían.
Aprender de su ejemplo es el mejor legado que podemos ofrecer a su memoria, a la que honramos desde Plural JAI todos los días con nuestro trabajo comunitario.