En los últimos días hemos estado expuestos a las atroces imágenes de las crueles ejecuciones llevadas a cabo por dos organizaciones terroristas: Hamas e ISIS. Hamas e ISIS son dos caras de la misma moneda: la del terror islámico. Dos organizaciones con idéntica ideología, similar fanatismo religioso, estrategias y tácticas terroristas comunes. La única diferencia es su circunstancial enemigo. Mientras Hamas hoy apunta a Israel, ISIS lucha contra el gobierno iraquí, el régimen sirio y, si no se lo detiene, pronto luchará contra todos aquellos que no acaten su interpretación del Corán.
El enemigo real de los extremismos religiosos, incluyendo al Islam radical, es el pensamiento moderno y los valores liberales. Los mismos valores sobre los que descansa, por ejemplo, el derecho de la mujer a votar o a conducir; a caminar sola por la calle; a mostrar su rostro en público. Todo esto está estrictamente prohibido, de acuerdo a las pautas a las que suscriben Hamas e ISIS, las cuales que comparten la misma aspiración: un régimen musulmán regido por la Sharia (leyes religiosas musulmanas). Estas normas, en su interpretación extrema, no respetan los derechos humanos básicos.
No hay que equivocarse: el Islam jihadista extremo opera incansablemente y en todo el mundo. Su misión es erradicar el pensamiento y los valores modernos. Así trabajan las células de al-Qaeda en Europa y los Estados Unidos; también Boko-Haram, en Nigeria y Hezbola, Hamas e ISIS, en Medio Oriente.
Entre las muchas similitudes que existen entre Hamas e ISIS, quizás la más evidente es el uso de la violencia como principal herramienta para el logro de sus objetivos. Como medio de intimidación contra toda oposición y contra su propio pueblo, para imponer una obediencia absoluta.
Ambas organizaciones consideran a la Jihad (guerra santa), a través de la lucha armada y los atentados suicidas, como el único modo de cumplir con sus obligaciones religiosas. Esto resultó evidente en el 2007, cuando Hamas derrocó, con crueldad, al gobierno de Fatah en la Franja de Gaza. Esto también fue evidente en el transcurso del último mes, cuando miles de misiles fueron lanzados por Hamas contra poblaciones israelíes civiles. De modo parecido, ISIS está tomando el control de más y más territorio de Irak y Siria, asesinando a iraquíes y sirios, incluso después de haberse rendido.
Tanto ISIS como HAMAS justifican sus abusos en un presunto mandato de Dios. Esto se afirma en la propia Carta Fundacional de Hamas: Alá es su objetivo, el Profeta su modelo, el Corán su Constitución, la Jihad es su camino y la muerte, en nombre de Alá, su creencia más sublime.
El terrorismo no puede justificarse jamás. El Corán, tomado como una totalidad, brinda un mensaje de esperanza, fe, y paz a una comunidad religiosa de un billón de personas y al mundo. Innumerables líderes y académicos musulmanes hablaron, y hablan, contra el terrorismo. Un ejemplo, puede encontrarse en las palabras de Abdulaziz bin Abdallah Al-Ashaykh, el muftí (jefe religioso) de Arabia Saudita: Ustedes deben conocer la firme posición del Islam contra todos esos terribles crímenes. El mundo debe saber que el Islam es una religión de paz, misericordia y bondad; es una religión de justicia y guía, el Islam prohibe la violencia en todas sus formas.
Hemos sido recientemente testigos de la justicia terrorista de Hamas, que asesinó a dieciocho de sus ciudadanos, sin juicio alguno, porque pretendidamente mantuvieron lazos con Israel. También fuimos testigos de las decapitaciones públicas de dos periodistas norteamericanos por parte de ISIS. El mundo enmudeció ante estos dos actos de maldad extrema.
Desde 2007, la comunidad cristiana en Gaza disminuyó de manera considerable. Al punto que hoy, representan menos del 1% de la población de Gaza. Algunos huyeron con la esperanza de una mejor vida fuera del control de Hamas. Otros, de acuerdo a diversos informes, fueron obligados a convertirse al Islam. En Irak, miles de cristianos, yazidis y shiitas huyen de sus hogares para escapar de las conversio nes masivas en el mejor de los casos; o de las brutales ejecuciones llevadas a cabo por ISIS, en el peor.
La preocupación por el fortalecimiento del Islam radical crece. Hamas no es sólo un problema de Israel; así como tampoco ISIS es sólo un problema de Irak.
Si el mundo cierra sus ojos ahora, ignorando el fortalecimiento de los movimientos islámicos radicales, seguramente tendrá que enfrentar duras consecuencias. No sólo en el Medio Oriente, en todo el globo.