En los últimos 40 años de mi vida activa, me he dedicado a defender derechos civiles y sexuales, individuales y colectivos. Entre ellos me ocupé especialmente de diferenciar entre la violencia a la mujer y el ataque a lo “femenino”.
Esta diferencia me parece importante ya que en muchas sociedades se contradicen los argumentos y las tradiciones. Por ejemplo, mientras se mutilan los órganos sexuales de las mujeres se beatifica el rol femenino de la maternidad.
Esta contradicción es usada políticamente contra gran parte de la población civil: el colectivo “mujeres”. Este uso político está al servicio de la dominación.
A diferencia de lo que muchos creen, esta dominación no se ejerce solo sobre las mujeres, sino que por su intermedio se amenaza a los hombres, o sea, a todos.
Donde hay una mujer lapidada, hay muchos hombres fanatizados a quienes se les ha exacerbado su violencia machista para ocultar el miedo y la impotencia del sojuzgamiento psíquico, físico, ideológico y emocional que padecen.
Entonces, ¿Qué hace la ONU? Santifica a aquellos países donde la crueldad es ejercida sin ningún límite y demoniza a Israel.
Si bien podemos reconocerle errores a los gobiernos israelíes, es claro que aún dentro de la comunidad ultraortodoxa la mujer ni es mutilada ni lapidada.
O sea, que esta resolución se enmarca claramente dentro de una argumentación política. Por mi parte, estaría dispuesta a reconocer el argumento de la ONU que intenta defender a la mujer palestina, siempre y cuando se agregue en el mismo nivel, el drama de las mujeres israelíes que también son madres, esposas, etc. cuando hay estado de guerra, intifadas y ataques con misiles a poblaciones civiles.
La exclusión de la mujer palestina de la vida pública que la ONU afirma se contradice con la ocupación de las mujeres palestinas en temas de guerra, atentados, etc.
Lo que la ONU oculta es que la sociedad palestina denigra a la mujer y la utiliza para funciones de riesgo en lugar de brindarle educación, salud y trabajo.
Cualquier situación de limitación territorial y nacional afecta a toda la población, hombres y mujeres. Ponderar el argumento de la violación de derechos humanos de las mujeres ya es un argumento sexista de la misma ONU. Otra gran contradicción de este organismo.