Plural Jai, organización comunitaria está formada por “argentinos judíos”. Hoy escuchamos que un grupo se autodenomina “argentinos de origen judío” y llaman a una convocatoria con fuertes críticas a nuestras instituciones centrales.
Aunque parezcan sutiles las diferencias en los nombres, de ninguna manera lo son. Veamos cuales son las diferencias más importantes.
Los argentinos judíos de hoy y de siempre, somos hijos de inmigrantes de todas partes del mundo: ese es nuestro origen. Algunos nacimos en este país, otros llegaron de muy pequeños. Estudiamos y nos formamos en Argentina y recibimos la tradición judía en nuestros hogares y en la red escolar hebraica, paralelamente al nacimiento y crecimiento del Estado de Israel.
En nuestros hogares se respetaban tradiciones y se trabajaba firmemente por continuar el legado de las instituciones centrales. En el camino perdimos muchas cosas, en primer lugar el Hospital Israelita que tanto costó a la acción de los voluntarios y donantes.
Entonces, cuando un grupo de argentinos se denomina así mismo de origen judío, y se arroga el derecho de atentar contra esas instituciones que protegieron nuestra instancia judía, no podemos quedar callados.
Esos argentinos de origen judío ya han dejado de serlo, han privilegiado sus ideologías por sobre su nacionalidad argentina y judía.
Y esto merece una aclaración. Aún los judíos que no profesan el judaísmo como una religión, son judíos por pertenencia a un pueblo. Si no creen en la religión judía y han abandonado al pueblo milenario, entonces son de “origen” pero no de pertenencia y compromiso actuales. Justamente por haber abandonado todas sus raíces, es que no se sienten parte de una comunidad.
Estos judíos argentinos de origen judío que creen haber introducido la vida democrática y la justicia social, olvidan que la vida democrática se teje del pluralismo de voces y de modelos sociales.
Cada vez que hubo un régimen de ideología “exclusiva”, ha sido un régimen tiránico.
¿Qué buscan, entonces, conseguir revelando su origen y atacando lo construido durante tantos años? Adueñarse de las instituciones que con tanto esfuerzo humano y material hemos logrado.
Por esta razón, los argentinos judíos, que seguimos siéndolo, honramos a nuestro país, somos sionistas, defendemos los valores democráticos junto a una ética judía y necesitamos urgentemente reivindicar el papel y la función de la red escolar judía, de la Mutual AMIA y de la DAIA como representación política de todas las instituciones judías del país.
La comunidad judía no empieza ni termina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Desde el siglo XIX hay asentamientos en todas las provincias.
Mientras los argentinos de origen judío piensan como dividirnos, nosotros: los argentinos judíos que pensamos en la continuidad de las instituciones y las nuevas generaciones, hace 120 años de AMIA y 80 años de DAIA que luchamos por un presente y un futuro mejores.