Carlos Escudé: “Soy un doble converso”

Posteado el Mar, 25/01/2011 - 00:41
Autor
Julián Blejmar
Fuente
Plural JAI

 

El filósofo y politólogo recibió a Plural JAI | Judaísmo Amplio Innovador, para brindar un revelador testimonio en el que habló de su profunda conversión en el plano político y religioso, así como del conflicto que mantuvo con la Universidad del CEMA.

Supo odiar a Perón, fue bautizado y tomó la comunión, concurrió a misa de forma cotidiana, se casó por iglesia, y se graduó en la Universidad Católica. Pero es judío y tiene una visión altamente positiva del gobierno de Néstor Kirchner.
 

Carlos Escudé, -desde hace dos años llamado también Najmán ben Abraham Avinu-, cuenta además con diversas distinciones, como el premio Konex, y las beca Fulbright y Guggenheim, así como estudios en Oxford y Yale, donde obtuvo su doctorado en Ciencias Políticas. Durante su carrera, desarrolló una frondosa producción académica en materia de relaciones internacionales, entre la que se cuentan la autoría de 18 libros y la codirección de una enciclopedia de 15 tomos sobre la historia de la política exterior argentina. “Mi principal teoría política, la del realismo periférico, que significó y significa una alianza de nuestro país con los Estados Unidos, está inscripta en la mejor tradición judía, ya que el profeta Jeremías, para evitar la destrucción de Primer Templo de Salomón, imploró al Reino de Judea para que se aliará con la potencia de la época, Babilonia. Y posteriormente el sabio rabínico Iojanan Ben Zakai intentó otra alianza con el imperio romano para evitar destrucción de Segundo Templo. Ninguno de los dos fue escuchado y ya conocemos el final. Lógicamente, se trata de alianzas asimétricas, pero no por eso deben ser indignas…”

De manera que el judaísmo estuvo presente en su vida y obra incluso antes de su conversión…

Para mí la religión siempre fue un temazo. A los 15 años me proclamé existencialista, porque era un ávido lector de Sartre, Simone de Beauvoir, y Camus. Y mi adolescencia fue torturada y angustiante, porque llegué a la conclusión de que no existían razones ontológicas para nuestro ser en el mundo, con lo que no había sustento para las normas. Entonces, siendo tan profundo el vacio de la existencia humana, y como todo era lo mismo, creí que podía ser más feliz si podía imaginarme la existencia de Dios, total no importaba porque nada importaba. Traté entonces de ser católico, sólo porque ero lo más cercano y ya estudiaba en la en la UCA. Fui a misa y comulgué, pero no duró mucho, así que fui agnóstico durante gran parte de mi vida, hasta mi conversión al judaísmo.

¿Cómo se desarrolló este proceso?

En 2007 el agnóstico Escude estudió la Biblia en forma independiente, se sumergió en la Torá y escribió un libro absolutamente herético, como lo fue “La Guerra de los Dioses”. Allí me peleaba con Dios, lo cual es absolutamente judío, pero pienso además que quien se pelea con Dios es más religioso que una persona que compra un producto enlatado que heredó. Y para cuando terminé de escribir ese libro, si uno lee entre líneas, verá que me estoy amigando con Dios, porque casi llegué a la conclusión de que Adonai era mi hermano mayor, un amigo, y un aliado muy deseado.

¿Qué le aportó el judaísmo que no le aportaba el catolicismo?

Yo nací en la tradición judeocristiana, y en la Biblia se puede leer que judíos y cristianos comparten la profecía de que cuando llegue el Mesías, las fieras no se van a comer a los corderos y las naciones no se harán la guerra entre sí. Y mirando el mundo uno ve que evidentemente esto no sucedió, lo cual desde la lógica me impedía adoptar el cristianismo. Pero además, en el marco del catolicismo me sentía muy limitado, porque esta religión se caracteriza por un maximalismo teológico, donde la adhesión al dogma es obligatoria, y aunque hay opiniones encontradas, la Iglesia ha sostenido que el camino a la salvación es en gran medida por la fe, mientras que la redención en el judaísmo es por la obras. En el catolicismo uno está obligado a decir que cree cosas que me resultan difíciles de aceptar, porque como metáforas son incluso bellas, pero como credo obligatorio van en contra de mi razón. Se trata de un maximalismo teológico que me resultaba imposible de llevar adelante para mi religiosidad natural, en cambio el judaísmo me exige un minimalismo religioso, sólo creer en Dios, lo demás, como la Cábala, es optativo.

¿Qué sensaciones tuvo al comunicar su conversión?

Nunca sentí pudor al momento de explicarlo, porque si la conversión hubiera sido a una rama ortodoxa sería diferente, ya que por ejemplo tendría que salir con kipá. De hecho para mí explicar esto fue una fuente de gozo espiritual, porque fue el producto de un largo camino. Claro que si bien en mi círculo social inmediato nunca tuve amigos antisemitas, en algunas reuniones sociales, con amigos de amigos míos, hubo problemas. La inmensa mayoría de amigos, los espiritualmente católicos, me apoyaron muchísimo en mi conversión, no así los morrasianos, que son los política y militantemente católicos, quienes se horrorizaron, pero que eran los menos. Sucede que desde el punto de vista religioso espiritual, es mejor convertirse al judaísmo que ser agnóstico. Y mi familia directa me apoyó, sólo para mi madre fue un shock pero porque calculo que quedaba mal entre sus amigas del bridge, aunque yo le digo que estoy más cerca de Jesús ya que me circuncidé en septiembre de 2008.

¿Por qué eligió a Daniel Goldman como su rabino?

Esta pregunta es importante, ya que debo decir que antes de mi conversión religiosa, yo atravesé otra conversión. Como especialista en relaciones internacionales, mi doctrina del realismo periférico, que fue y es discutida en diversos lugares del mundo como China, y de la cual estaba muy orgulloso, tuvo en los hechos consecuencias no deseadas. Como el gobierno de Menem había adoptado mi doctrina, yo, que estaba en una torre de marfil, me encontraba encantado, y a nivel interno dejaba el campo para los economistas, ya que creía que gente tan ilustrada, que había adoptado mis teorías, iba a tener una buena política económica. Pero el colapso de diciembre de 2001 me demostró dolorosamente que toda la estrategia económica del menemismo había sido en realidad una política de vaciamiento, y llegué a la conclusión de que la política exterior que había avalado era buena, pero en los hechos fue un lúbricamente de una política económica terrible. Así que me sentí corresponsable de lo que le había sucedió a mi país, por lo cual pasé varios años sin publicar un libro, algo raro para quien se dedica esto, y me sumergí a estudiar la economía del período, tras lo cual publiqué el libro “Festival de Licuaciones”. Todo este proceso fue mi primer Teshuva (retorno desde el arrepentimiento), mi primera expiación, es decir que se relacionó con lo socioeconómico. De manera que lo mío fue una doble conversión, y considerando esas circunstancias, Dani caía de cajón como mi rabino y Bet-El como mi comunidad. De hecho, yo vivo casi a la vuelta de la esquina del Templo de Libertad (Nota de la R.: la comunidad liderada por Sergio Bergman), que también es conservador como Bet-El, pero me voy nada menos que hasta Belgrano R, y estoy muy feliz de haber elegido a esa como mi comunidad.

¿Ese viraje en el plano político lo acercó al kirchnerismo?

No, yo no soy kirchnerista, apoyo algunas políticas y otras no, la destrucción del Indec por ejemplo me parece muy repudiable. Pero en relación al gobierno de Nestor Kirchner, debemos recordar que cuando él asume había terminado de hacer crisis una Argentina que a partir de 1975, mediante una burguesía prebendaria que fue el poder detrás del trono, experimentó políticas regresivas y de concentración del ingreso que destruyeron las instituciones y el tejido social. Esta crisis apocalíptica hacía que el New York Times, luego de los cinco presidentes en una semana a fines de 2001, hable de la desintegración de Argentina, pues el poder se había segmentado territorialmente y las instituciones habían desaparecido. Duhalde, si bien logró estar un tiempo mayor, también debió renunciar a la presidencia, con lo que Kirchner heredaba un país casi sin instituciones, y de hecho las instituciones renacieron durante su gobierno, con medidas muy loables como la renovación de una Corte Suprema independiente. Kirchner no fue perfecto, pero cuando dentro de unas décadas se vea el cambio que le imprimió a la Argentina durante su presidencia, se lo va a recordar de forma extremadamente positiva.

¿Y en relación a Cristina?

Sobre el gobierno de Cristina no voy a opinar porque aún no terminó, y yo aprendí a ver las cosas en perspectiva. Solo puedo asegurar que, con algunas excepciones como la de Hermes Binner en Santa Fé, descalificó por completo a esta oposición, cuya conducta me parece absolutamente indigna, y a la manipulación de algunos medios, todo lo cual no significa defender a Cristina. Pero las intenciones desestabilizadoras de la oposición hacia el gobierno se pudieron comprobar gracias a las maravillosas revelaciones de Wikileaks. Yo me bajé los cables originales y leí la mayor parte de ellos, y ahí podemos ver que Macri fue a la embajada para decirles que estaban tratando al gobierno de una forma demasiado blanda, o que el periodista Rosendo Fraga afirmaba que Cristina quería que su gobierno cayera para verlo fracasar a Cobos, e incluso gente del mismo gobierno, como dos ex jefes de Gabinete, vertiendo opiniones muy negativas sobre la actual administración. Yo me pregunto si alguien se imagina al alcalde parisino yendo a la embajada yanqui para hablar mal de Sarkozy, eso sería un verdadero escándalo, porque es traición, además de indignidad suprema. Este es el comportamiento de políticos bananeros, no es mi concepto de alianza estratégica con Estados Unidos, porque a mí me acusaron de ser cipayo por proponer una alianza clara y transparente, pero lo verdaderamente cipayo es ir a la embajada de Estados Unidos para desestabilizar a los propios gobiernos.

Como experto en relaciones internacionales ¿Qué postura tiene en relación al conflicto de Israel con Palestina?

Bueno, es evidente que en las circunstancias actuales, con los territorios palestinos divididos en dos proto-estados, uno de los cuales está conducido por un gobierno ilegitimo y terrorista como lo es el de Hammas, es imposible que se produzca la condición mínima para cualquier negociación, que es que los palestinos reconozcan al Estado de Israel. Lo demás vendría simplemente por añadidura…

Los dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina afirman que para cualquier negociación Israel debería en primer lugar congelar los asentamientos…

Yo no tengo dudas de que se deben congelar, creo que es horrenda esa política de continuarlos, aunque jamás cedería la ciudad vieja de Jerusalem. Pero en el futuro previsible va a haber más de lo mismo, porque aún cuando el gobierno israelí congelara las colonias, y por más que la ANP se sentara a negociar, aún quedaría Franja de Gaza, y creo que en este contexto, lejos de cambiar la situación, se daría una mayor radicalización de las poblaciones palestinas. Pero además, la viabilidad de un Estado palestino es muy limitada porque el mundo árabe no lo quiere, ya que eso representaría la posibilidad de migraciones legales a Jordania, Egipto, o Siria de parte de una población radicalizada.

¿En relación al plan nuclear iraní, cree en una política de negociaciones o de intervención militar?

El único desenlace feliz es con un cambio de régimen en Irán, y todavía no lo vislumbro. Lo que es probable, es que no haya maniobras militares de Israel y Estados Unidos, porque aún faltan años, pocos, pero años al fin, antes del que culmine el plan nuclear iraní. Pero en lo que a mi opinión respecta, yo en 1998 cometí el gran error de seguir apoyando a Menem, solo porque seguía mi política exterior, y mi otro gran y terrible error político fue apoyar la guerra de Irak en 2003. El reconocimiento profundo e interior de ambos errores, especialmente el segundo, son parte mi primer Teshuva, y me hicieron llegar a la conclusión de que no tenía sentido auspiciar posiciones duras, con lo que me he llamado a silencio no desde el pragmatismo sino desde la humildad, habiendo descubierto en qué medida puedo equivocarme, y no dependiendo la historia mundial de mis palabras, porque si no debería tomar indefectiblemente una decisión. Podemos ver que uno se puede equivocar en ambos sentidos, Chamberlain se equivocó en querer apaciguar a Hitler y en no intervenir, y Bush se equivocó en querer hacer la guerra preventiva contra Irak. Incluso un pacifista como Bertrand Russell entre 1945 y 1949 auspició la guerra nuclear preventiva contra Rusia, lo que le produjo grandes embarazos a la hora de recibir el Premio Nobel, ya que desde el pacifismo y la lógica él creía en su momento que con el monopolio nuclear no podía haber guerra nuclear, pero que sí la podía haber con un oligopolio nuclear. O sea que incluso un pacifista como Russell llegó a apoyar una intervención bélica.

¿La doctrina de “guerra preventiva” que auspició Bush no transforma en bárbaros a quienes dicen combatir a barbarie?

Como intelectual yo me pregunto, no con el fin de establecer una posición política sino sólo en función de establecer un razonamiento, si occidente no desarrolló una excesiva sensibilidad en ese plano, más de lo posible para defenderse. Porque desde esa visión no hay derecho a la autodefensa, que necesariamente va ser bélica, con todo lo que eso significa. Después de Vietnam, que es un punto de inflexión en la moral occidental, se observa una muy loable evolución moral en la opinión pública occidental, aunque creo que garantiza su fracaso como civilización, es decir la lleva una derrota frente a regímenes fanáticos y genocidas. Y yo no lo sé, pero tal vez la historia deba desarrollarse así, si eso es lo que quiere Dios.

 


Su vínculo con la Universidad del CEMA

El Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA) fue creado en 1978 para albergar y capacitar en la Argentina a los intelectuales orgánicos del neoliberalismo, sistema que comenzaba a instalarse en nuestro país de la mano del Proceso de Reorganización Nacional y a través del ministro de Economía José Martínez de Hoz. Su momento de esplendor lo transito en los años 90, cuando, ya convertida en Universidad, el gobierno de Carlos Menem le otorgó a algunos de sus integrantes, como Roque Fernández, Pedro Pou, o Carlos Rodríguez, los más altos cargos en el Ministerio de Economía y el Banco Central. Desde el 2003, funciona en esa casa de estudios el Centro de Estudios Internacionales y de Educación para la Globalización (CEIEG), del cual Escudé es actualmente su director.
 

Ellos están al tanto de mi postura en relación a la política de vaciamiento que se desarrolló en la Argentina entre 1975 y 2001, pero nobleza obliga, reconozco que se han comportado como pluralistas en ese plano. Sin embargo, no sucedió lo mismo en relación al Programa de Estudios Judíos que desarrollaba junto a mis amigos Beatriz Gurevich y Yaacov Rubel en el CEIEG. Este programa, que obtuvo el apoyo del Fondo Pinkus, tuvo mucho éxito y desarrolló actividades no solo en la UCEMA sino también, -en nombre de la universidad-, en la comunidad Lamroth Hakol, en la Universidad Nacional de del Sur de Bahía Blanca, y en la comunidad judía de Tucumán, además de organizar un evento con cónsules y el propio embajador de Israel. Fue algo muy lindo hasta que a fines de 2007 tuve un encontronazo con el rector Carlos Rodríguez, quien me dijo que había judaizado al CEIEG, y aunque él no es antijudío y de hecho apoyaba al programa, luego de una reunión del consejo superior me convocó a su oficina para informarme que tenía que cerrar el programa en 2008 y eliminar todo el contenido judío de la página de internet del CEIEG. Fue para mí algo muy duro y terriblemente incomodo de transmitir a Yaacov y a Beatriz. Nosotros tratamos de proteger al programa, por lo que decidí apelar por correo electrónico con copia a todo el consejo superior. Y ahí saltó la liebre, porque el fanático que había en el Consejo no pudo con su genio y me contestó una carta larguísima que decía que era sumamente peligros que la UCEMA tuviera un programa de estudios judíos, insinuando incluso que nos habíamos dejado comprar por los fondos de Pinkus. Yo hasta ahora fui bastante reservado al respecto, pero este hombre era Pedro Pou”.

¿El mismo que durante su presidencia en el Banco Central llegó a decir que no quería bancos étnicos?

Si, y no hablaba del Banco de Galicia (risas). El aclaraba que la respuesta era su opinión personal y no vinculante. Pero Rodríguez por mail me envío una escueta respuesta diciendo que no se daría lugar a mi pedido de reconsideración, con lo que el programa se cerró en diciembre de 2008. Pero ya luego del primer encontronazo con el rector, en 2007, le dije a Beatriz que estos tipos habían exhibido su verdadera cara, y al mismo tiempo le dije que me iba a convertir al judaísmo.

¿El conflicto con la UCEMA tuvo que ver entonces con su decisión?

Indudablemente que lo que sucedió aceleró las cosas, pero muy rápidamente, porque ya antes de recibir la carta de Pou y el rechazo del consejo directivo yo estaba meditando mi conversión. Y luego pensé que desde la economía de la salvación sería un buen negocio, porque proferí una frase que me gustaría que figure en mi tumba, que es que la UCEMA pierde el programa de estudios judíos, pero el mundo gana un judío.
J.B.


Fotografías: Contratapa del libro “Por qué soy Judío” de Carlos Escude y Portal de argentina-rree.com.
 

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