La nueva ley permite a los israelíes sin afiliación religiosa registrar un matrimonio civil con un funcionario especial para ese fin, figura que todavía debe crearse. Bajo el derecho actual, sólo se reconocen en Israel las uniones civiles hechas en el extranjero, lo que ha producido que muchas parejas israelíes decidan casarse en el exterior.
Muchos miembros del parlamento dijeron que la nueva ley no tiene el alcance necesario y retrasaron el voto por casi tres horas. Algunos oponentes expresaron preocupación de que el proyecto de ley aumentaría el poder del alto Rabinato de Israel al extenderle el derecho de decidir si un ciudadano israelí registrado como “no religioso” en realidad es “sin religión”. Los críticos dicen que el proyecto sólo permite a los civiles sin religión casarse con otros civiles sin religión, lo que presenta un pequeño porcentaje de aquellas personas que podrían casarse en una ceremonia no religiosa.
A pesar de que el proyecto fue parte de un acuerdo gubernamental del año anterior, el partido ortodoxo Shas, que es parte de la coalición gobernante, rescindió su apoyo a la decisión a último momento. El alto rabino sefaradí Shlomo Amar dijo que mientras que no se logre un acuerdo sobre el controvertido proyecto de conversión, Shas tampoco apoyaría la medida de unión civil.
Los matrimonios en Israel se realizan bajo los auspicios de la comunidad religiosa a la que la pareja pertenece. La ley de matrimonios se basa en un sistema que había sido implementado durante el período del Imperio Otomano. No fue modificada durante el mandato británico y permanece vigente en el Estado de Israel. La autoridad religiosa para matrimonios judíos es el Alto Rabinato de Israel, mientras que los matrimonios entre cristianos, musulmanes y drusos están bajo legislación de sus propias autoridades religiosas.
GL