Una historia con nombres y apellidos
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Que el apellido es uno de los aspectos fundamentales en la constitución de la identidad de una persona, nadie lo discute. A lo largo de su historia, los judíos emplearon diversos nombres y apellidos, por elección en tiempos más o menos de paz; por imposición cuando resultaron víctimas de la Inquisición y el nazismo.
Marcelo Benveniste, miembro fundador de la Asociación de Genealogía Judía de Argentina (AGJA) y director del portal eSefarad.com, sostiene que si bien “es muy difícil asegurar el origen de una persona en función de un apellido, pueden encontrarse características comunes en los grupos de personas de igual origen, ciudad, etc. En el caso de los judíos, la temática de los apellidos sefaradíes es bien distinta a la de los ashkenazim y tiene un punto clave en los tiempos de la inquisición del año 1492, donde los judíos que habitaban la península ibérica se vieron forzados a convertirse o a salir expulsados”.