A principios del primer siglo de la presente era vivían en Jerusalén dos eminentes eruditos llamados Hilel y Shammai, cada uno de los cuales fundó una escuela que llevó su nombre. Hilel era el presidente del Sanedrín (institución con funciones similares al de un parlamento) y Shammai era el vicepresidente.
Shammai era un hombre irascible, impaciente e intolerante. Una conocida anécdota cuenta que un día un no judío lo visitó y le pidió que le explicara los principios del judaísmo durante el tiempo que podía estar parado en un solo pie. Shammai lo echó de su presencia, el hombre fue adonde Hilel con el mismo pedido, y Hilel lo convirtió.
Las escuelas de Hilel y Shammai eran famosas por sus disputas y diferentes interpretaciones de las leyes de la Torah. En una ocasión discutieron si se le podía decir a una novia, en el día de su matrimonio, que era bella aun cuando no lo era. La escuela de Shammai dictaminó que no, que eso sería mentir. La escuela de Hillel ganó la discusión expresando que todas las novias son bellas en el día de su matrimonio.
A la muerte de Hilel, (alrededor del año 20 E.C.), Shammai fue elegido presidente del Sanedrín, y usó su posición para emitir un número de decretos rígidos y estrictos, cuyo resultado fue profundizar la separación entre judíos y no judíos, actitud considerada intolerante por los discípulos de Hilel.
El Talmud honra las palabras de ambas escuelas, pero declara que la Ley debe ser interpretada de acuerdo a Hilel. Los decretos de Shammai fueron anulados después de su muerte, y el judaísmo de hoy sigue las enseñanzas tolerantes de Hilel.
Un trágico evento en la última semana es evidencia de que hay rabinos hoy en Israel que son seguidores de Shammai y no de Hilel. Avi Cohen, uno de los más destacados jugadores en la historia del fútbol israelí, tuvo un accidente cuando manejaba su motocicleta. Debido a que el casco que llevaba era inapropiado recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente. Días después, sin haber recobrado el conocimiento, los médicos del hospital dictaminaron su muerte cerebral.
Avi Cohen tenía una tarjeta donde pedía que, en caso de muerte, sus órganos fuesen donados a los enfermos que los necesitaban. La viuda y sus hijos inicialmente decidieron honrar la decisión de Avi y donar sus órganos, pero recibieron insistentes llamadas de diversos rabinos que les pedían no donar los órganos del difunto "para que este sea enterrado completo". A pesar de no ser religiosos, la viuda y los hijos se dejaron convencer y, en contra de lo que Avi había dispuesto, se negaron a donar sus órganos, que podrían haber salvado a un número de personas.
Shammai habría aprobado la negativa de la familia. Hillel no.