Una soberanía hipócrita
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Pasaron muchos años y, siendo jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, pude conocer a los padres de Paola. Llegaron a la Casa Rosada buscando que el Gobierno garantizara una investigación adecuada que les permitiera sobrellevar el dolor que cargaban. Con todo lo que les había tocado pasar, aún sacaban fuerzas no sé de dónde en procura de la verdad. Con su hija muerta, sólo reclamaban castigo para los autores.
Durante muchos años nuestro país demoró la averiguación de lo sucedido. Una cadena de encubrimientos distorsionó la investigación inicial y limitó la persecución a la "conexión argentina". Finalmente, una sentencia anuló lo actuado y todo volvió casi a foja cero.