“No podemos resignarnos a continuar con 13 años en los que la AMIA fue noticia por cuestiones que generaron vergüenza más que orgullo.
En nuestra lista no hay ningún dirigente de la actual conducción, porque queremos un verdadero cambio.”
Cada momento de la vida judía implica un desafío.
UNA AMIA se articuló para dejar de lado peleas sin sentido y los egos personales para trabajar en la UNIDAD comunitaria, buscando acuerdos y tender puentes.
En ese camino consideramos que es lo más relevante, es la verdad.
Por ello, creemos que, en las elecciones, se ponen en juego dos cuestiones fundamentales:
– La primera, es que debemos votar en comunidad, todos juntos. Levantar la voz, expresarnos. Decir presentes.
– La segunda, es que hay que elegir la opción que asegure una mejor gestión, porque la presidencia de nuestra Kehilá no es un lugar como cualquier otro.
La AMIA debe responder a los problemas de asimilación y pertenencia judía (especialmente la de las nuevas generaciones) a las demandas sociales de los que menos tienen, a desarrollar y fortalecer los centros de la tercera edad, a mejorar las condiciones de nuestros cementerios. Sin dejar de lado, el pedido de justicia, verdad y memoria del atentado terrorista de 1994 como también a hacer frente a las constantes amenazas.
En definitiva, se trata de tener una conducción seria, idónea, experimentada y transparente.
Quienes conducen hoy a la AMIA tienen serios déficits en la gestión, a pesar de tener un staff de profesionales de gran nivel, la política coloca su atención en temas religiosos y deja de lado lo importante, aquello que tiene que ver con la verdadera misión de la mutual: cuidar a la gente, protegerla, ampararla en los momentos complicados. Dedicarse a mejorar los planes de educación, juventud, empleo, microcréditos y seguridad social.
Cada año, la Kehilá disminuye su aporte a programas e incrementa sus gastos generales, es decir, se aleja de la misión para sostener una estructura que no se sabe claramente porque se agranda (se puede ver con claridad en los balances públicos)
El presupuesto de educación es de menor al 2%, el de juventud es menor al 1%. No es serio que estemos discutiendo estas cuestiones, ya entrado el Siglo XXI y se nos hable de logros.
No podemos resignarnos a continuar con 13 años en los que la AMIA fue noticia por cuestiones que generaron vergüenza más que orgullo.
En nuestra lista no hay ningún dirigente de la actual conducción, porque queremos un verdadero cambio.
Finalmente, lo que se va a elegir el 5 de abril, es quiénes pueden responder a semejante desafío. Se elegirá por trayectoria, respaldo, firmeza y convicciones para desarrollar la mejor gestión para nuestra comunidad.
Ya sabemos por experiencia, que debemos desconfiar de promesas y optar por garantía de hechos o logros.
Es tiempo de gestionar, planificar y ejecutar un plan serio.
Como corresponde.
La AMIA lo necesita.