ISIS durante su apogeo en Irak llegó a poseer un territorio que sobrepasaba los 58 mil kilómetros cuadrados que equivalían al 35% del país. Con un ejercito compuesto por musulmanes sunnies de varios continentes que respondieron al llamado de sus imanes integristas para conseguir el resurgimiento de su Estado Islámico que alcanzó los 25 mil hombres solo en Irak. Luego de varios años de intensos y sangrientos combates acompañadas de muestras de horror sin precedentes en Abril del 2018. El Presidente Trump y el ex-Primer Ministro de Irak Haider al Abadi declaraban el triunfo total sobre las fuerzas del Califato.
Pero la pregunta que nos surge es, si este aviso teñido de tinte político sensacionalista se concatena con lo que sucede realmente en el terreno.
Y es que a pesar de la recuperación casi total de su territorio, ISIS está muy lejos de haber sido destruido. Ya que analistas de inteligencia occidentales plantean que existen varios signos que demuestran que los remanentes de estas fuerzas se están reagrupando tanto en Irak como en Siria.
Debido a lo vasto del tema y a la imposibilidad de tratar la diferencia existente entre ambos países nos concentraremos en tratar en forma resumida la problemática en Irak. Recomendando al lector la búsqueda de otro de nuestros artículos donde hacemos referencia a Siria.
Debemos decir que desde este anunciado triunfo el gobierno Iraquí no se hizo presente restableciendo el orden jurídico, político y policial en las provincias recuperadas en donde sigue reinando un estado de anarquía generalizada. Ademas de una economía que no logra recuperarse provocando escasez de alimentos y medicinas. Acompañada de una alta corrupción gubernamental que es percibida como una falta o desinterés de gobernar por parte de los jefes tribales regionales. Sin olvidarse en primera instancia que la guerra civil estalló en Irak debido a diferencias sectarias entre shiitas y sunitas. Quienes acusaban a los primeros de avasallar sus derechos político-religiosos. Conflictos que hoy no solo no se encuentran resueltos sino que por lo contrario se ven exacerbados por la participación de las milicias iraníes Hash’d al Shaabi, o Popular Mobilization Forces (PMF) en territorio sunni. Y que han sido incorporadas a la policía nacional iraquí como parte de la coalición victoriosa. Además de la intervención directa iraní en la guerra civil para implementar una agenda imperialista propia. Fuerzas que son vistas como lo expresó Abu Bakr Al-Bagdadi en numerosas oportunidades. Como los instrumentos de destrucción religiosa de oscuros magos shiitas (Safavid Rafida). Llamando a la jihad o guerra santa para eliminar de la faz de la tierra a estas fuerzas.
Y es que a pesar del anuncio de la victoria total contra ISIS, el movimiento sigue controlando bolsillos territoriales en el Irak profundo y cuenta con organizaciones operativas en todas las áreas sunnitas por los motivos detallados anteriormente. Y es que si nos remitimos a las estadísticas desde el año 2018 se vienen duplicando los ataques terroristas en las Provincias de Kirkuk, Salah ad-Dine y Diyala contra objetivos gubernamentales con un promedio de 75 acciones por mes.
ISIS se ha sabido adaptar a las nuevas circunstancias y ha cambiado de táctica de ataque mutando a una guerra de guerrillas, asesinatos selectivos, secuestros extorsivos y bombardeos con vehículos bomba. Operando con estructuras pequeñas y utilizando la táctica de pegar y huir se están solidificando y reagrupando lentamente nuevamente para reconstruir su espacio perdido. Con la diferencia que esta vez solo están atacando las estructuras gubernamentales absteniéndose de golpear objetivos civiles.
Y es que según reportes presentados a Washington por el (CSIS) Centro de Estudios Estratégicos Internacionales. El ISIS sigue contando con un estimado de entre 15 y 20 mil combatientes en Irak. Y según el Centro de Investigación militar conocido por sus siglas ACLED desde el mes de noviembre del 2018 se ha notado un incremento en la violencia y cantidad de ataques sobre objetivos militares y gubernamentales.
Es por todo esto que el gobierno de Irak tiene muchos desafíos por delante si es que quiere dejar de lado esta guerra civil y declarar la victoria para prevenir el resurgimiento del Califato. Debiendo enfrentar los hechos que provocaron la violencia sectaria en primer lugar y dejar de ser un satélite del gobierno shiita de los Ayatollahs iraníes. Para luego ocuparse de comenzar a gobernar en un país unificado y prevenir mas violencia sectaria en el futuro. Aunque esto parece cada vez más difícil no solo por la participación militar de aquel país. en los asuntos internos de Irak sino también porque en la última elección a diputados nacionales fueron elegidos más de 45 milicianos shiitas para diputados del parlamento sobre un total de 329 puestos.