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Vis a Vis
Leyendo el articulo de Vis a Vis, se ve claramente lo difícil que les resulta a los judíos del interior del país mantener algún tipo de contacto con la comunidad. Lo desconcertante es que los miembros de la comunidad en la capital de la republica en su mayoría se mantienen alejados de las instituciones. Que es lo que se ha hecho mal? Como atraerlos nuevamente?
Elias Sporn
Uno de los referentes comunitarios de Comodoro Rivadavia, José Glinski, habló este miércoles por la mañana con Vis á Vis por Radio El Mundo – AM 1070 y se refirió a la Kehilá que representa, la más austral del planeta, su crecimiento y la cantidad de familias que la componen.
Glinski contó: “La de Comodoro Rivadavia es una Kehilá pequeña. Nosotros solemos decir que es la más austral del mundo ya que es la Kehilá más al sur que ha podido desarrollar la vida comunitaria con altos y bajos, con distintos niveles de intensidad dependiendo de la época, y en este presente que nos toca atravesar estamos en un momento de instalación de la comunidad después de muchos años de no tener actividad”.
A su vez, dijo: “La Kehilá de Comodoro Rivadavia históricamente estuvo alrededor de 25 familias. En general somos comunidades, las del interior y sobre todo las del sur, con muchos matrimonios mixtos. Es muy autogestiva, cuenta con apoyo institucional y se define por una forma muy particular de identidad judía: no es lo mismo ser judío en Villa Crespo que en Comodoro Rivadavia. Las instituciones no son preexistentes a los integrantes de la comunidad, sino que es al revés. Solamente hay identidad comunitaria si un grupo de hombres o mujeres de aquí toman la responsabilidad de hacerlas. Después de casi 12 años sin actividades comunitarias tuvimos algunas que nos llenaron de orgullo. Hicimos pesaj con 90 personas e hicimos Jánuca para adultos, por ejemplo”.
“Tenemos un salón muy pequeño que hace las veces de todo lo que necesita una comunidad. No hay clubes deportivos y sociales, no hay cementerios, no hay sinagogas. En efecto, la Torá que se encontraba en el salón está en resguardo en una casa de familia porque alguna vez tuvimos robos. Nuestro espacio físico hoy se encuentra inhabilitado producto de muchos años de desatención. La kehilá tenía un presidente, que era mi padre, que ya falleció, y en algún punto dependía mucho de él la continuidad de la vida comunitaria. Una de las metas del año próximo es poder tener al lugar como un nuevo espacio de reunión”, aseguró.
Para finalizar, Glinski afirmó: “Es muy importante darle visibilidad a las actividades. Hoy, por ejemplo, con las redes sociales, porque mucha gente que se acerca a nosotros lo hace en virtud de las fotos que publicamos de los encuentros o de alguna lectura recomendada. Las redes sociales nos han permitido que se acerquen muchos profesionales. Esta semana recibimos un mensaje de un médico que vive a 70 kilómetros. La comunidad de Comodoro Rivadavia no sabía que había una comunidad judía. Nuestra tarea es ofrecerle a cualquier judío que sea de la zona un espacio comunitario, de encuentro, de refuerzo a la identidad. En mi caso particular, yo tengo 38 años, nací aquí en Comodoro, me crié aquí, fui a estudiar a Buenos Aires, tuve la posibilidad de ir a Israel, volví y ahora tengo un hijo y la necesidad de que nuestros hijos cuenten con un espacio de identificación con lo comunitario y con lo judío”.