Hillel Neuer, activista de derechos humanos y director ejecutivo de United Nations Watch, publicó en su cuenta de Twitter una lista que, si no fuera porque es cierta, parecería una broma del diablo. De hecho, Hillel practica a menudo ese ejercicio de denuncia en forma de tuits, cuya acidez deberían arruinarnos la digestión.
La lista es concisa y brutal: los nombres de diez de los países que hoy forman parte del Comité de Derechos Humanos de la ONU. Países, pues, que asumen la responsabilidad de velar por dichos derechos en todo el planeta, y cuya misión es la de denunciar su violación, cuando los ciudadanos sufren todo tipo de atropellos que cercenan sus derechos universales. Atendiendo, pues, a la altísima responsabilidad que dicho comité asume, o debería asumir, la lista es el paradigma del despropósito. Esta es la lista de la vergüenza: Afganistán, Burundi, China, Cuba, República Democrática de Congo, Irak, Pakistán, Qatar, Arabia Saudí y Venezuela.
Es decir, repitamos por si no ha quedado suficientemente claro: son miembros del Comité de Derechos Humanos de la ONU y, por tanto, celadores y protectores de su cumplimiento, algunos de los países que acumulan más destrucción de derechos humanos de todo el planeta. La burla es tan ingente que sólo cabe preguntarse qué debe defender Arabia Saudí sobre la libertad de opinión, después de haber asesinado y troceado el cuerpo del disidente Jamal Khashoggi. O sobre los derechos de la mujer, con su legislación misógina que convierte a la mujer en una auténtica esclava de los hombres.
Y también debe de ser bonito escuchar la defensa que hace Pakistán de los derechos de creencia, a pesar de tener a la comunidad cristiana en situación de asedio permanente, de perpetrar leyes de blasfemia que son una auténtica blasfemia a la libertad, y de condenar a muerte a cristianos por el simple hecho de ejercer su fe. Y puestos a adivinar actitudes, ¿Cómo debe ser la defensa de los derechos humanos de ese paraíso de las libertades que es Qatar? Difícil imaginar que un Estado que financia organizaciones terroristas, que promociona la mirada más integrista del islam y que tiene a sus trabajadores extranjeros en situación de semiesclavitud tenga una mínima idea de lo que son los derechos humanos. Y para continuar, lo de Afganistán o Congo o Irak ya es de nota, pero el sobresaliente se lo lleva Venezuela, un país que tiene presos políticos, que reprime de manera brutal a la oposición, que cercena derechos de todo tipo, desde el derecho a la libertad de opinión a la de comercio, y que ha perpetrado un auténtico golpe blanco a la democracia. Que ese país que es, hoy por hoy, una auténtica vergüenza en el continente americano sea el guardián de los derechos humanos nos da la medida de la tomadura de pelo que es ese comité.
No es un comité de defensa de las víctimas. Es un blanqueador de sus verdugos.
