Si no lo repudian, lo apoyan

Posteado el Dom, 20/08/2017 - 21:26
Autor
Leonardo Feiguin

 

El jueves hubieron tres nuevos atentados terroristas llevados a cabo, una vez más, por fundamentalistas que manifiestan hacerlo en nombre del Islam, en base a sus preceptos y apoyados y avalados por organizaciones y clérigos de esa fé reconocidos. Dos de esos atentados fueron en Cataluña, España, y el otro en Finlandia.
Podría haber sido cualquier otro día, porque atentados de similares características se suceden desde hace muchos años en todas partes del mundo.
De hecho, en Argentina sufrimos los más graves atentados terroristas en los años 1992 y 1994 con similar factura, en Israel los sufren casi a diario, lo sufrieron en Atocha, en las Torres Gemelas de Nueva York, en Londres, en París, etc. etc.
La reflexión no va dirigida a esos asesinos o sus mentores, que solo merecen mi desprecio y a los que combatiré con todos los elementos que la democracia nos provee. Tampoco va dirigida al "resto del mundo" que sufrimos, somos víctimas reales o potenciales de esos dementes, ya que solo pasivamente esperamos que "no nos toque esta vez" sin hacer demasiado para evitarlo.
Mi reflexión va dirigida a esa "gran mayoría silenciosa" del Islam que, dicen, no compartirían esos métodos ni esas ideas fundamentalistas de destrucción y muerte. No me consta, pero sería una conducta contraria a los ideales de la mayoría de musulamanes pacíficos y respetuosos de las leyes y normas de los países en que viven. Pues bien, no es suficiente que yo suponga o que la mayoría de la población lo desee. Son ellos los que deben hacer público su repudio a los asesinos cobardes que, escudados en una fé o en una religión, hacen el mayor daño posible a la mayor cantidad de civiles indefensos en cualquier lugar del mundo. Si las esposas, madres, hermanas de los asesinos no los repudian y rechazan, su silencio los avala. Si los vecinos, amigos, familiares de los asesinos no los repudian y rechazan, su silencio los avala. Si los que compartieron con ellos sus plegarias en alguna mezquita, sus clérigos y los dirigentes comunitarios de los asesinos no los repudian y rechazan, su silencio los avala. Si los musulmanes que solo comparten la religión de los asesinos no los repudian y rechazan, su silencio los avala.
No se trata de opinar sobre política, hay y hubo guerras en todo el mundo y no debemos mezclar los conflictos territoriales, regionales o de cualquier otro tipo con el terrorismo como método indiscriminado de hacer daño a todos los que no piensan como el autor.
El terrorismo debe ser repudiado no importa de quien venga, y si los que están incluídos en algún colectivo en el que algunos de sus miembros utilizan el terrorismo como método habitual de acción, es un deber ineludible de todos los demás integrantes de ese colectivo marcar su diferencia, aislarlos, repudiarlos.


Leonardo Feiguin

 

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