JAI - El filántropo Estadounidense Isaac "Ike" Fischer anunció sus intenciones de retirar sus donaciones para proyectos israelíes luego de que el gobierno del primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, decidiera suspender la creación de un espacio de rezo mixto en el Kotel como así también la polémica por las conversiones.
El magnate de bienes raíces, de mucha influencia económica en Israel, ha expresado su desaprobación inequívoca a la decisión de la coalición gobernante de retrasar la construcción de una sección de oración igualitaria cerca del Muro y por aprobar un proyecto de ley que permitiría a los partidos ultraortodoxos conservar un monopolio integral sobre todas las conversiones al judaísmo, pasadas y futuras.
Fisher hizo su última inversión tan recientemente como la semana pasada, invirtiendo un millón de dólares en bonos israelíes, pero desde entonces ha pedido que su dinero sea devuelto. Además, ha anunciado que está suspendiendo las actividades de recaudación de fondos para Israel hasta que se resuelva el proyecto de ley de conversión y la crisis de Kotel.
Si sus amenazas son realmente llevadas a cabo, las consecuencias podrían ser múltiples. Por ejemplo, como miembro del grupo de Amigos de la Universidad de Tel Aviv, Fisher otorga becas anuales a los estudiantes en nombre de su madre.
Además de las generosas donaciones que hace a la universidad, peligran otros proyectos sociales como el desarrollo de la ciudad norteña de Or-Akiva o Yeruham al sur, cuya financiación podría también ser afectada adversamente.
Además, cuando su hijo Kobi celebró su Bar Mitzvá, la familia Fisher financió la creación de un equipo de fútbol para los jóvenes etíopes en la ciudad de Pardes Hanna-Karkur, situada en el distrito de Haifa.
Sin embargo, la influencia de Fisher no se limita a proyectos sociales y de vivienda. De hecho, también se extiende profundamente a los intereses de seguridad de Israel, como lo demuestran los esfuerzos que llevó a cabo, y las importantes sumas de dinero que él invirtió durante su tiempo como miembro del Consejo Central de la AIPAC en Estados Unidos, que presionó al Congreso para anular el acuerdo nuclear entre EEUU e Irán. Ahora sin embargo, Fisher ha anunciado que está suspendiendo su participación en AIPAC.
“No es una cuestión de liberalismo religioso”, declaró Fisher al periódico Yediot Ajronot en referencia a las denominaciones más liberales del judaísmo que más afectaron la decisión del gobierno. “Este es un grave acto de desprecio por los rabinos y líderes de nuestras comunidades. Ellos (a los ultraortodoxos y el primer ministro Netanyahu) dicen que no les importamos. Ellos nos dicen ´tu judaísmo no mi judaísmo´. Eso es intolerable y tenemos la obligación de poner fin a esto”, sentenció.
Las medidas aparentemente punitivas que Fisher planea tomar incluyen abandonar su papel como presidente de la Federación UJA de recaudación de fondos de Miami, una de las más ricas de Estados Unidos, lo cual podría tener un profundo impacto en Israel. De hecho, ya ha dicho que había informado a la Federación que no cooperaría hasta que Israel revirtiera su decisión.
La postura de varios millonarios ha aumentado el temor entre muchos israelíes de que pueda sentar un precedente para otros empresarios ricos que usan sus finanzas para respaldar el desarrollo de Israel. Las acciones de Fisher pueden constituir sólo la punta del iceberg en lo que puede llegar a ser una relación cada vez más precaria con la diáspora judía.