Como movimiento sionista y socialista, luchamos por una paz justa y por una resolución pacífica de los conflictos, que en Medio Oriente se resume en la fórmula “Dos Estados para dos pueblos” en coexistencia y cooperación: Israel y Palestina.
Como quienes sentimos el sufrimiento humano en toda latitud del mundo, no podemos mantenernos impasibles ante la actual vuelta de violencia y derramamiento de sangre entre israelíes y palestinos.
No podemos mantenernos impasibles ante el alto precio en destrucción y pérdida de vidas humanas de civiles que pagaron los palestinos en Gaza en las últimas semanas, pero tampoco podemos mantenernos impasibles ante la amenaza real y concreta por parte del movimiento Hamas y otros grupos terroristas y fundamentalistas que enfrentan abiertamente a la conducción de la Autoridad Palestina y atentan contra la población civil israelí.
Se trata de una organización fundamentalista armada en cuya carta fundamental incluye la expresa misión de destruir al Estado de Israel y aniquilar a todos los judíos allí donde se encuentren. Y no se trata de mera retórica, sino que está materializada en una red de túneles que penetra en el territorio israelí y en el lanzamiento de misiles cada vez más sofisticados y de mayor alcance contra ciudades israelíes. De no ser por el sistema antimisil israelí, estos misiles del Hamas producirían muchas más víctimas mortales civiles en Israel que las de palestinos que cobrara esta última vuelta de violencia en Gaza.
Sostenemos la necesidad de una solución política basada en la coexistencia pacífica de dos Estados para dos pueblos con fronteras seguras y reconocidas. Ambos pueblos, el palestino y el israelí, están sufriendo y esta es una situación insoportable que nadie puede soslayar.
Los gobiernos latinoamericanos, incluyendo al argentino, deberían cooperar para lograr un cese del fuego definitivo que permita la reconstrucción de Gaza a cambio de su desmilitarización bajo control internacional, de tal manera que se permita también el levantamiento del bloqueo egipcio e israelí en sus fronteras y su integración a la Autoridad Palestina, camino a un acuerdo de paz entre dos Estados independientes: Palestina e Israel.
Vemos con gran preocupación la actitud de gobiernos latinoamericanos que adoptan una posición de sensibilidad selectiva al sufrimiento en el conflicto Hamas-Israel. Creemos justa la preocupación del gobierno argentino por un grupo de compatriotas en Gaza, pero creemos justa también alguna expresión de preocupación por miles de ciudadanos argentinos que viven en Israel en las zonas que son blanco cotidiano de los misiles y morteros de Hamas.
Argentina, que sufriera dos mega-atentados que fueron secuelas del conflicto en Medio Oriente, conoce de cerca las consecuencias trágicas del terror y no puede ser impasible ante sus potenciales víctimas en Israel.
Condenamos y rechazamos el clima marcadamente antisemita de la reacción de diferentes sectores de la sociedad argentina frente a los hechos en Medio Oriente, colocando en una misma bolsa las decisiones del actual gobierno israelí, el sionismo como movimiento de liberación nacional, la dirigencia comunitaria judía y la ideológicamente muy amplia comunidad judía en Argentina.
Solidarizados con gran parte del pueblo israelí que salió a las calles por la paz con los palestinos aun bajo los ataques de misiles, también nosotros nos oponemos a muchas decisiones del gobierno de Benjamin Netanyahu. Consideramos que el actual gobierno israelí no hizo lo suficiente para evitar llegar a la presente vuelta de violencia, y a veces hizo todo lo contrario. Pero la oposición a decisiones políticas y militares del gobierno democráticamente elegido de un país no puede justificar la negación del derecho de este Estado a su existencia y autodefensa, con consignas maniqueas que volvemos a escuchar otra vez por parte de fuerzas del campo popular y progresista en el que nos vemos incluidos.
Lo que se necesita hoy es una fuerte voluntad de paz. Y es deber de Argentina, Latinoamérica y el resto de la comunidad internacional el apoyar a las fuerzas israelíes y palestinas que bregan por una paz justa entre ambos pueblos.
Porque sólo la paz es revolucionaria en Medio Oriente.