Se entregó el premio «Senador Ángel Pulido 2009», que otorga la Federación de Comunidades Judías de España, a Pilar Rahola por su lucha contra el antisemitismo y la criminalización del Estado de Israel.
Pilar, una mujer que rebosa magnetismo y sentido común, lamentó en cuántas ocasiones percibía antisemitismo en determinadas manifestaciones de la izquierda, sobre todo cuando se comparaba la política, acertada o equivocada, del estado de Israel con la de la Alemania nacionalsocialista. Esta es una de las más perversas formas de antisemitismo ya que se pretende, al condenar el Holocausto, hacerlo también con el derecho de autodefensa que tienen los israelíes contra unas organizaciones terroristas que no admiten la existencia de Israel.
Otras veces el antisemitismo se disfraza de buenismo religioso, practicado por una minoría de clérigos «progres» y católicos, siempre dispuestos a condenar «los excesos» del ejército israelí mientras guardan silencio ante el terrorismo de Hamas. Utilizan los mismos argumentos de la izquierda con la diferencia de que en éste caso me duele especialmente, pues a veces echan por tierra los esfuerzos de la Iglesia, desde el Concilio Vaticano II, por acercar nuestras religiones, separar la discrepancia política de la concordia religiosa, y condenar el antisemitismo.
Sólo la concordia de las religiones -cuya visión laica sería la alianza de civilizaciones- puede traer la paz al mundo. Obama, al margen de su ignorancia de la historia española estuvo, pues, iluminado. El día que desde las mezquitas se deje de adoctrinar a sus fieles con mensajes antisemitas y podamos abrazarnos las tres religiones del libro, habremos dado un gigantesco paso. Los creyentes, tenemos una idea antropológica parecida y creemos en la existencia de Dios, aunque a veces sus contornos los desfiguremos o los veamos imprecisos.