La estrategia es clara: Hacer todo lo posible para destruir al “judío” entre las naciones, el estado de Israel.
Los enemigos de Israel impulsan cinco tácticas, a veces más de una a la vez. Para alcanzar sus objetivos, extienden sus alianzas con grupos, entidades o sectores que no necesariamente se han fijado como meta borrar del mapa al estado hebreo. Sin embargo, de facto, estos sectores (a veces auto declarados “defensores de los derechos humanos”) colaboran y coactúan con, desde dictaduras islamo-fascistas hasta grupos terroristas islámicos.
1) La táctica militar: Hasta el año 1973, los países árabes impulsaron la ejecución y destrucción del estado de Israel movilizando a sus fuerzas militares. Fracasaron en 1948, 1967 y 1973. Desde entonces, Israel ha disuadido a los países vecinos a no volver a atacarla militarmente. En tanto y en cuento la superioridad militar israelí se hizo más evidente, aumentó también la tendencia de dichos países árabes a financiar, entrenar e impulsar el accionar de grupos terroristas no estatales. La OLP, apoyada por varios países durante las décadas del 70´ y 80´, o el Hamás-Hezbollah, apoyadas por estados sunitas y chiitas, han emprendido distintas operaciones militares asimétricas en lo militar pero simétricas en lo estratégico ya que para Israel ha resultado imposible derrotar a grupos terroristas como lo hubiese hecho contra un ejército estatal. Los grupos radicales islámicos (ya sea Hezbollah en Líbano o el Hamás en Palestina) entienden perfectamente que pueden aprovechar y disfrutar de la automática crítica hacia Israel desde las opiniones públicas y medios de comunicación mundiales. Los islamistas que combaten a Israel tienen mucha suerte, si sus enemigos fuesen chilenos y no judíos, los medios de comunicación no les dedicarían ni medio minuto de atención y el ejército chileno disfrutaría de “manos libres” para terminar con dicha amenaza terrorista.
2) La táctica diplomática: Tras el fracaso del boicot petrolero árabe post guerra de 1973, se ha conformado una clara alianza entre las dictaduras árabe-islámicas, el bloque comunista y los países del “tercer mundo”. Mientras que unos deseaban destruir a Israel los otros anhelaban debilitar a la potencia mundial hegemónica, Estados Unidos. Israel era percibida como la aliada incondicional del imperio yanqui, favoreciendo una campaña burda en donde dictaduras demonizan a una democracia con el visto bueno de países de dudosa moralidad. La intención es clara: transformar a Israel en un estado paria que “viola constantemente la ley internacional”. Las críticas hacia Israel provienen fundamentalmente desde dos estamentos: 1) La Asamblea General de las Naciones Unidos, un organismo cuyas declaraciones no son vinculantes y en donde “si Argelia afirmase que la tierra es plana y la culpa de su planicie la tiene Israel recibiría el voto a favor de 130 países” (descripción del ex canciller israelí Abba Ebban). La aceptación de Palestina como estado miembro de la Asamblea General de la ONU recibió el voto a favor de 131 países. 2) El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el mismo que organizó la conferencia racista y antisemita de Durban II y desde donde se demoniza de forma sistemática a Israel. En ese consejo suceden cosas surrealistas: iraníes presiden comisiones de defensa de la mujer, se emiten informes basados en una ley imaginaria manipulada hasta límites ridículos (por ejemplo el informe de la Flotilla turca-islamista Mavi Marmara) y desde donde actúa una tal Navy Pillay que sugiere igualar el combate, haciendo que Israel ceda a los palestinos del Hamás su desarrollo militar “Cúpula de Hierro”. Desde su arribo a las Naciones Unidos, los palestinos han logrado acceder a diversas agencias de la ONU (como la UNESCO), procediendo a hacer lo que tan bien saben, secuestrar las agendas de dichos organismos para demonizar a Israel. En términos islamistas esto se conoce como “Yihad Lawfair”. El problema principal es que mientras todo esto sucede los principales problemas del mundo son ignorados y abandonados. Últimamente, los palestinos y sus aliados han amenazado con adherir al tratado de Roma para llevar a juicio a Israel y a los israelíes ante los estamentos de la Corte de Justicia de la Haya. Es probable que no procedan por ese camino, los palestinos saben perfectamente que son ellos los que violan cotidianamente la ley internacional por lo que podrían ser demandados y derrotados en la corte de la Haya. En la actualidad, varios portavoces israelíes (como el ex embajador Alan Baker) impulsan la idea de demandar las innumerables violaciones de la ley internacional por parte de los palestinos. Quizás ha llegado el momento de demandarles, demandarles y volver a demandarles.
3) La táctica periodística: Cuando se trata del conflicto palestino-israelí los medios de comunicación suelen “olvidarse” de explicar el contexto de los sucesos. Relatan que Israel “vuelve a actuar” de forma criminal al atacar una escuela de la UNWRA sin recordarnos que dicha organización de la ONU admitió, por lo menos tres veces, que en sus edificios se han guardado cohetes e incluso se ha disparado contra civiles israelíes. La falta de profundidad y abuso de la manipulación es moneda corriente entre los periodistas cuando se trata de relatar el conflicto palestino-israelí. En otro conflicto no se permitirían tal degradación. En el medio oriente, todos los periodistas son especialistas y, en general, pocos dominan más allá de los tópicos. Sumergidos en sus visiones materialistas, analizan el conflicto como una “disputa por tierras”, ignorando lo que declaran y educan los radicales islamistas y obviando, que en el medio oriente, quien no comprende religión (islámica) es simplemente un analfabeto. Los palestinos siempre son David y siempre los muertos palestinos son “niños, mujeres y ancianos”. Los periodistas consideran que las fuentes del Hamás son tan válidas como las israelíes y hasta confían más en las declaraciones terroristas que en las que hace un estado democrático. Los periodistas que cubren desde Gaza se ven sometidos a amenazas y a un estricto control, pero no lo admitirán ya que contravendría el relato clásico. Los palestinos lo saben y lo explotan al máximo. Escudos humanos para producir muertes inocentes y así lograr una buena imagen en el noticiero del mediodía. Lo importante es demonizar a Israel y los medios de comunicación, en general, son aliados incondicionales del terrorismo islámico y palestino cuando de Israel se trata.
4) La táctica boicot, desinversión y sanciones (BDS): Técnica inventada por docentes palestinos en Estados Unidos y adoptada por grupos de extrema izquierda. Su objetivo es “matar de hambre” al estado de Israel aislando su capacidad para producir y vender mercaderías en el mundo. Supuestamente, el argumento que justifica tal proceder es el trato que brinda Israel a los palestinos en Cisjordania y Gaza aunque, de hecho, caen en múltiples contradicciones que nos revelan sus verdaderas intenciones. Israel y la Autoridad Palestina han llegado a un acuerdo de autonomía (en Oslo) que podría culminar con la ansiada creación de un estado palestino. Se conoce con claridad la solución territorial para el conflicto y fue el estado de Israel quien ofreció en dos ocasiones (en 2000 y 2008) una solución territorial final para asegurar la creación del estado palestino. Los palestinos rechazaron ambas ofertas (basadas en las líneas de cese de fuego de 1967), confirmando que el conflicto no es territorial. De acuerdo a la lógica en la lucha por los derechos humanos, sería prudente combatir e imponer un BDS en aquellos países en donde realmente se violan habitualmente los derechos humanos: Corea del Norte, Rusia, China, Venezuela, Siria, Arabia Saudita, Palestina, Sudán… Sin embargo, a los jeques del BDS esa agenda poco les importa y eso, como poco, es por demás sospechoso. En Argentina, por ejemplo, el BDS lo impulsa un ex israelí docente en una universidad de Tucumán llamado David Comedi (no hay contradicción, se puede perfectamente ser judío y hasta israelí y ser un perfecto idiota). El BDS, a pesar de cierto murmullo que ha logrado provocar en algunos países, es un rotundo fracaso y lo será aún más. Negocios son negocios y nadie desea quedarse sin disfrutar de la tecnología y los adelantos israelíes.
5) La táctica dialéctica: Los nazis utilizaron ésta técnica con total éxito. Antes de aniquilar a seis millones de nuestros hermanos, lograron imponer el convencimiento que el judío era una sub-raza, un virus, al que se debería destruir para salva a la humanidad toda. Solamente así se podía lograr que personas racionales y supuestamente morales procediesen a cometer o a convivir con la mayor de las masacres jamás cometidas por el ser humano. En la actualidad, la lucha dialéctica se centra en destruir al judío entre las naciones, Israel, y para eso nada mejor que utilizar las técnicas que ya han demostrado su valía. “Israel es un estado nazi que hace lo mismo que los nazis hicieron con los judíos en la segunda guerra mundial”, afirman indiferentes los inmorales. “Israel es un estado que hace Apartheid”, afirman las lacras por las redes sociales en forma de coro. Si antes el judío era una sub-raza ahora es un “sionista”. Sionista es todo lo malo conocido y por conocer. Para ellos, sionista es colonialista, sionista es racista, sionista es imperialista y sionista es el discriminador. Sionismo es el nacionalismo del pueblo judío, el único nacionalismo que merece el repudio y la reprobación de los instigadores contra el judío entre las naciones. La inmensa mayoría de los 14 millones de judíos en el mundo se definen como “sionistas” por lo que estas personas que dicen no odiar a los judíos terminan odiando a casi todos. Ellos son lo que son y no lo que dicen que son… judeofobos. Israel es nazi, hace Apartheid y es sionista… lo importante es crear la legitimidad para proceder a destruir a Israel.
El estado de Israel, las comunidades judías y los amigos de Israel no han sabido responder de forma eficiente a parte de las diversas amenazas aquí presentadas. Israel ha demostrado una eficiencia fuera de lo común para enfrentar la amenaza militar. Eso nos ha ayudado a mantenernos en pie para seguir desarrollándonos. Sin embargo, no siempre hemos sabido detectar y desenmascarar a nuestros enemigos. Es hora que nos pongamos manos a la obra….
Gabriel Ben-Tasgal - Analista internacional, experto en Hasbará - dirige el proyecto Hatzad Hasheni - La Cara de la Verdad - Puede encontrar cientos de materiales en nuestras tres páginas www.hatzadhasheni.com - www.prensa-arabe.com - www.energia-creativa.com