Crónicas del Medio Oriente: Israel con ojos argentinos. Un Reality show llamado Israel.

Posteado el Jue, 08/03/2012 - 23:20
Autor
Julián Blejmar (Desde Tel Aviv)
Fuente
Para Plural JAI

 

TEL AVIV – No muchas visitas argentinas pueden igualar en popularidad a la de Victoria Irouleguy, la joven de 18 años que viajó a este país para ser parte de Haaj Hagadol, el Gran Hermano israelí. Tras su llegada al estudio de televisión, rodeado de banderas argentinas, fue presentada por los conductores como una “estudiante y modelo”, junto al irónico deseo de que pueda encontrar el tiempo y los libros para no interrumpir sus estudios. Durante los cinco días que permaneció en la casa ubicada en el barrio Neve Ilan de Jerusalén, tuvo tiempo de olvidarse la letra del himno nacional en las dos veces que probó entonarlo, así como de recibir una explicación por parte de otra concursante sobre qué fue el Holocausto y como se creó el Estado de Israel, cuestiones que admitió desconocer, aunque también de participar en un desfile y salvaguardar el mito de la belleza argentina, poco antes de ser despedida en una fiesta que junto las banderas de ambos países.

Con todo, que “Victogia” esté en boca de cientos de miles de israelíes, no tiene tanta relación con su intelecto o voluptuosidad sino con el hecho de haber sido parte un reality show, el formato televisivo que bate records de ausencia en este país y es parte omnipresente en la vida cotidiana y en las conversaciones de los ciudadanos de toda edad y clase social, que difícilmente pueden llegar a no seguir alguno de estos programas, sea Haaj Hagadol, Kojav Nolad, Survivor, HaMerotz, Israel's Next Top Model, Project Runway Israel, Ratzim Ladira, Rokdim Im Kojavim o Amazing Race.

Desde hace algunos años a esta parte, estos realities comenzaron a superar en rating al género que a lo largo de la historia concitó toda la atención de los Israelíes, las Jadashot (Noticias), que marcaban el rito de sentar a toda la familia a las ocho de la noche frente al televisor.  Así, los dos canales comerciales de Israel, el 2 y el 10, comenzaron a prestar cada vez más atención a este formato, comenzando entre sí una competencia que los llevó a incorporar cada año más cantidades y variantes, aunque manteniendo la división de estilos, esto es el canal 2 con Gran Hermano y los programas de canto y baile y el 10 con los desafíos más variados, como sobrevivir en una isla desierta de República Dominicana o convertirse en una top model.

Con todo, al igual que en los demás países, pero con el aditamento de la religiosidad, los realities no podían estar exentos de polémicas. En febrero pasado, el Rabino Shlomo Aviner de la tendencia sionismo religioso señaló que el programa "Amazing Race 2", del que participaban Akiva y Anael Shmuli, una pareja de religiosos, violaba la ley judía. Aviner exhibió su disconformidad al señalar que "un hombre debe ser modesto y humilde. La exposición en sí misma no lo es, no es correcto tener una cámara de vídeo que lo siga a todas partes y muestre lo que se hace".  Sin embargo, otro Rabino, Yuval Sherlo, opinó en sentido contrario, al señalar que gracias al programa, la sociedad secular israelí podía conferir un gran respeto por los hogares religiosos judíos. Y aunque admitió que no estaba familiarizado con el reality y su opinión no era en respuesta a ese programa puntual, consideraba que si el mismo permitía a la sociedad aprender algo positivo sobre las relaciones y la lealtad, se podía lograr exhibir las partes bonitas de la vida religiosa. "Existen muchos métodos para intentar influir en la sociedad israelí actual, como las lecciones de Torá y las discusiones académicas, pero también la vida cultural que incluye cosas como los juegos de la televisión", concluyó.

Con todo, que la polémica no haya sido tema de debate nacional, parecería tener menos relación con la discusión en sí misma que con el programa del que se estaba hablando. Sucede que si bien existen muchos realities con grandes niveles de audiencia, nada se compara al furor que despierta Haaj Hagadol, el Gran Hermano.

Su primera temporada llegó a la televisión israelí en forma tardía, casi una década después que en muchos países del mundo incluida la Argentina, precisamente un primero de septiembre de 2008. La espera o bien los rasgos particulares de esa primera temporada –a diferencia de muchas otras ediciones mundiales, el programa no solo incluyó jóvenes sino también adultos e incluso un padre e hija-, lo hicieron batir records de audiencia, preparando el camino para otras cuatro temporadas, siempre con sus transmisiones desde la casa ubicada en Jerusalén y su premio del millón de shekels, unos 260.000 dólares, para el ganador.

Pero para entender el furor que despierta Gran Hermano, o los picos de audiencia que exhiben programas similares, es posible atender a la explicación que brinda el medio especializado One Jerusalem. Según señalan desde el mismo, este tipo de programas permite a los espectadores escapar por un momento de la verdadera realidad. Y si esto sucede en gran parte de occidente, en Israel se torna clave, ya que la verdadera "realidad" implica a menudo ataques terroristas y guerras. De esta forma, afirman, al involucrarse con estos programas y desarrollar empatías con algunos participantes, muchas personas pueden alejarse un poco de una realidad más cercana, la que se retrata en los noticieros.

O tal vez, porque no, pueda pensarse que estos realities tiene mucho más en común de lo que se piensa con respecto a la realidad de la sociedad israelí. La clave de esto, puede llegar a deducirse de aquella respuesta que el joven y afamado escritor Etgar Keret le dio a un periodista del diario español La vanguardia: “Israel es como un 'reality show'. Es como un programa de televisión en el que se trae gente de distintos orígenes y se mira cómo se las arreglan entre ellos, en una zona muy pequeña. A veces incluso se las saca del programa".
 

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