La gente de Israel aparentemente no se está dando cuenta lo que le espera. Constantemente reciben avisos y advertencias, sin embargo continúan amodorrados confortablemente. Yo no me estoy refiriendo aquí a la amenaza iraní; los iraníes nos están tratando decentemente mientras declaran abiertamente sus intenciones, de tal modo que podamos prepararnos adecuadamente.
Me estoy refiriendo al dramático cambio en el equilibrio ideológico del poder dentro del Estado de Israel, un país que de una democracia se está convirtiendo en una teocracia. ¿Parece ser algo sin fundamento? Mantengan este artículo guardado y léanlo dentro de 10 años. Sería feliz en comerme mi sombrero.
El mapa político- religioso de Israel muestra nuevas tendencias. El sector nacional-religioso se ha desintegrado y su influencia en los acontecimientos es menor. El sector haredi ashkenazi se aferra a la vieja ideología, buscando el máximo rédito de los fondos estatales y su mínima interferencia en los asuntos nacionales. Contra este telón de fondo, haríamos bien en prestar atención a lo que sucede dentro del movimiento Shas. En este momento, el movimiento Shas está en el proceso de completar su fortalecimiento y en la adquisición de influencia política. Ahora ya no se conforma más con la actividad dirigida a beneficiar a su electorado. Mientras que a los partidos haredi ashkenazíes les interesa mayormente todo lo relacionado a los presupuestos, exenciones a los servicios militares en las IDF, y otras bonificaciones comunales, y mantienen un perfil bajo sobre temas que no pertenecen a sus asuntos internos, el Shas apunta mucho más alto.
Más allá de las convencionales declaraciones acerca de, por ejemplo, la “enfermedad homosexual,” el Shas está involucrado en asuntos más internacionales. “Debemos bombardear miles de casas en Gaza, llevar la ruina a Gaza,” dijo un ministro del Shas durante la Operación Plomo Fundido. Basó su postura de acuerdo a lo que está “expuesto en la Torah.” Mientras tanto, Eli Yishai forzaba a los israelíes a adoptar un cambio de horario en medio del verano. También exigía el despido de un reportero de noticias debido a un comentario crítico que hizo en el Twitter.
Resulta ser que Eli Yishai también es nuestro vice primer ministro. Su partido ocupa actualmente una más que prometedora posición, a un brinco delante del despacho del primer ministro.
Creciente fundamentalismo religioso
Ahora, Eli Yishai está por paralizar el sitio de Internet del ministerio del interior los días sábados, impidiendo que los pagos sean hechos por el sitio en ese día. Este tema aparentemente menor, es para mí muy preocupante.
En primer lugar, debería dejar constancia que no hago pagos a través de Internet los sábados. Sin embargo soy también consciente que no es mi asunto lo que mi vecino hace en su propia casa. Después de todo esta no es una situación donde los proveedores de servicios sean forzados a trabajar los sábados. Por lo tanto, no puedo encontrar una explicación lógica para impedir una acción que involucra a computadoras y seculares. Después de todo, nadie hace pagos en estos sitios de Internet utilizando pantallas públicas gigantes. Entonces, ¿cual es el problema? Parece que, similarmente a lo que ocurre en otros lugares en todo el mundo, estamos presenciando el crecimiento de un fundamentalismo religioso. Estos acontecimientos muestran que estamos cerca de embarcarnos en un proceso como actualmente se perfila en Turquía. Un apoderamiento religioso de las instituciones del estado democrático.
La mayor parte de los partidarios del Shas poco les importa respecto del hecho que las instituciones democráticas del estado los protegen de un partido cuya existencia depende de poder explotarlos. La mayor parte de estos fanáticos del Shas no serían capaces de durar siquiera 15 minutos en el corrompido estado del Shas. Después de todo, el rol de su movimiento es mantenerlos tan ignorante y pobres como sea posible con el fin de que lo sigan apoyando. Mientras tanto, ellos descargan su odio en las instituciones del estado (tales como la Suprema Corte de Justicia) e innecesariamente provocan a los sectores públicos seculares.
Puede ser que estemos disfrutando los años finales de la democracia israelí. Yo soy escéptico si dentro de 10 años, estos artículos sean siquiera permitidos. Eli Yishai está cobrando fuerza, mientras que los simpatizantes de la democracia, se están volviendo cada vez más débiles. Usted puede decir que estoy exagerando y que tales cosas no son posibles entre judíos. Puede ser que esté paranoico. Sin embargo la historia nos enseña que ser judíos no significa que no seremos crucificados.
Traducción: Israel Laubstein