Ya no deseo recordar y colocar el año. Me averguenza como habitante de éste planeta; como integrante de este conglomerado de estados globalizados,- repleto de sistemas juridicos universales, de organizaciones internacionales y de parlamentos varios -; que aún hoy, nuestras 85 víctimas, no hayan tenido justicia y que no puedan descansar en paz.
Jueces, fiscales, políticos, servicios secretos, dirigentes y hasta gobernantes de varios paises del mundo han opinado, han agregado testimonios y han vertido acusaciones que junto a las promesas; se esfumaron tan rápido, como la vida de cada uno de los que allí; en la bomba de A.M.I.A., les tocó en desgracia haber estado.
Para los que llegamos a los pocos minutos y vimos la magnitud de la catástrofe; -sentimos el olor de la muerte y compartimos el caos reinante-, nada ni nadie nos podrá convencer, de que alguien trabajó verdaderamente para esclarecer el caso.
Cruelmente, mientras transcurrian las horas, sumabamos más y más cadáveres a la lista de los ya fallecidos. Quedaban aún muchos sin aparecer y ésos son los rostros que aún me reclaman; la de los padres; no aceptando que sus hijos estuvieran allí debajo, la de los hijos, esperando que sus padres aparecieran con vida; o la de algún familiar, que trataba de inventarse algún síndrome, imaginando a su ser querido vagando obnubilado por las calles de Buenos Aires. Mil historias repetidas; sumadas al dolor de las familias de los obreros allí fallecidos, cuyos testimonios nos hicieron llorar a todos. La miseria que los abrigaba, no les había permitido llegar antes. No tenian dinero ni para viajar a reconocer a sus propios muertos....
Esta es solo una parte de la historia; la demás la escribieron los gobernantes corruptos, los dirigentes comunitarios cómplices, los poderes del estado, - como el ejército argentino - cuyos explosivos desaparecidos, nunca fueron explicados, o la policia federal, que curiosamente con un helicoptero propio, sobrevoló la zona toda la noche anterior al atentado; la vigilancia policial - que igual que en la bomba de la Embajada de Israel -, habia desaparecido; el motor de la "supuesta" camioneta bomba, implantado en la zona dias después, las imagenes trucadas en los noticieros; los restos y rastros de un suicida que nunca aparecieron....
Muchos expedientes y pocas certezas. Muchas mentiras y demasiado encubrimiento. Mucho dinero y pocas resoluciones efectivas. Muchos cobardes y tambien muchos traidores...Ningun condenado.
Sé que muchos, núnca dejaremos de lado el enfado; no olvidaremos y no perdonaremos. Podrán pasar otros tantos años, pero el reclamo de justicia será el mismo. Esperaremos hasta el esclarecimiento definitivo y el castigo a los culpables. Solo entonces; cada uno de nosotros; familiares, victimas y amigos, podremos descansar en paz.
Justicia, Justicia Perseguirás.....
Jose Caro
Presidente O.L.E.I. Organización Latinoamericana en Israel, Filial Raanana, Israel.
Secretario General O.L.E.I. Central, en Israel.