“¿Dónde estaba Israel cuando en Argentina desaparecieron 2.000 hermanos judíos?”

Posteado el Mar, 30/03/2010 - 19:38
Autor
Silvina Schneiderman
Fuente
Aurora-Digital - www.aurora-israel.co.il - 25/03/2010

 

En las páginas de “Zikarón…” hay un extenso capítulo que analiza ciertas hipótesis que podrían justificar el accionar de Israel.
 

¿Acaso Israel (golpeado por la Guerra de Iom Kipur) necesitaba aumentar sus recursos económicos a como dé lugar? ¿Acaso buscaba congraciarse con el Gobierno de facto para asegurarse votos en frentes internacionales hostiles? ¿Acaso fue premeditado el intercambio comercial para pedir a cambio un mejor trato para con los judíos detenidos?
 

Para estas cuestiones Lipis tiene su visión: “El rol de Israel no fue dudoso. Hubo una decisión más que clara de vender armas a la dictadura argentina, como también lo hicieron otros países. Sin embargo, a pesar de esos negocios, hubo algunos intentos de salvamento o rescate de judíos apresados. De hecho Israel fue el país que más personas sacó de las cárceles, pero nunca rescató a alguna persona que estaba en condición de desaparecida”.
Tanto los familiares de desaparecidos como la comunidad y críticos de las acciones de Israel en relación a sus vínculos con la dictadura, polarizaron esas críticas a favor o en contra de la venta de armas, pero nunca escuché una tercera posición en la que podía pensarse que esa venta quedaría supeditada a la posibilidad de rescatar a judíos de las cárceles”, dijo el autor en diálogo con Aurora.
 

Zikarón presenta una serie de documentos inéditos que son un festín para la investigación periodística y un tesoro para la revisión histórica. Testimonios del general Ariel Sharon, ministro de Defensa en aquél entonces, dejan entrever que Israel podría haberse convertido en “una proveeduría de armamentos para las dictaduras militares de América Latina”.
 

Si bien el autor analiza el caso de Israel, su mirada más crítica está posada sobre la dirigencia comunitaria judía argentina que mientras más arraigaba su discurso de una “comunidad judía floreciente” más agujereaba su colador por el cual se perdieron 2.000 vidas bajo el simple rótulo de “desaparecidos”.
 

“Considero que sí es necesario hacer una autocrítica 30 años más tarde porque las que quedan manchadas son las instituciones. Los dirigentes pasan pero las organizaciones quedan. Si la DAIA hubiera analizado su desempeño durante la dictadura, tal vez hubiera percibido que dispuso de una laxitud política por la cual se le perdieron 2.000 hermanos judíos mientras ellos se preocupaban en afirmar que las dictaduras no eran antisemitas, sólo minorías enquistadas”, sostuvo Lipis.
 

Las pruebas que vinculan a la dirigencia judía argentina con los más altos funcionarios de la dictadura militar están documentadas en este libro, y son irrefutables, tanto como la actitud de silencio y cautela que estos dirigentes supieron cultivar.

 

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