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En pocas horas, todos y cada uno a su manera, intentará salir de Egipto.
Por eso quería desearnos…
Que el “yo” interior y “esencial” que llevamos dentro, logre salir de su exilio y expresarse.
Que podamos manifestar con palabras y actos nuestras emociones.
Que el “qué dirán” ya no nos condicione.
Que logremos liberarnos de nuestros miedos, creencias, juicios y certezas normalmente productos de nuestra imaginación.
Que no temamos a las diez plagas, si el camino propio y la vocación lo exigen.
Que nos animemos a soñar con un mundo sin ataduras, donde el espíritu prevalezca sobre los límites físicos y materiales.
Que nos atrevamos a salir al desierto, si ese camino nos conduce a nuestro Monte de Sinaí y a nuestra Tierra Prometida.
Y que por fin tomemos conciencia de que si mi prójimo continúa en Egipto, algo de mí también continúa esclavo junto a él.
Porque la salida y la liberación son personales, pero de nada valen si soy incapaz de extenderle una mano a mi hermano para que también deje atrás a su propio Faraón.
¡Jag  PESAJ    SAMEAJ!

La imperiosa unidad de la Comunidad Judía Argentina

La simple mención de la palabra unidad (del latín unĭtas) nos lleva inexorablemente a pensar en una integridad en la que no es posible la división o desmembramiento sin modificar su esencia misma. La comunidad judía sin unidad no solo se debilita sino que pierde sus centros de referencia y se aleja inexorablemente de su propia naturaleza.

Una semana después de la sorpresa, reacción y acción
Algunas reflexiones

Fueron muchos los acontecimientos de la última semana, muchas las voces escuchadas. Podría expresar más de lo mismo, pero sólo deseo que reflexionemos juntos.
En el cap. 27 del libro de Números se cuenta que Tzlofjad tenía cinco hijas y ningún hijo varón. El hombre muere y a sus hijas no les correspondía heredar la tierra. Deciden acercarse a Moshé para exigir su derecho legítimo de herencia: “Será que por ser mujeres será castigada nuestra familia, no dejes que el nombre de nuestro padre se pierda para la tribu”.  

“Hamalbin penei javero berabim ein lo jelek laolam haba.”
“Aquel que avergüenza en público a su prójimo no tiene lugar en el mundo venidero.”
Masejet Avot 3:11

La invitación y la vergonzosa posterior "desinvitación" a la Rabina Sarina Vitas por parte de la AMIA es una afrenta a la totalidad de los 2000 rabinos y rabinas masortiim en el mundo y a los 2.500.000 judíos que se ven a sí mismos como Masortiim. Es también una afrenta a los 2500 rabinos y rabinas reformistas y a los 3.500.000 judíos que se ven a sí mismos como reformistas. Es una afrenta al 90% del pueblo judío, que no se ve a sí mismo como ortodoxo. Es una afrenta a todas las mujeres del mundo.

No somos ingenuos. Sabemos que la desinvitación no fue un error como dice el comunicado de AMIA que Agustín Zbar decidió no firmar. Nos lo confirma el video que viralizó en las redes sociales el líder espiritual y político de la ultraortodoxia argentina y de la AMIA, el rabino Samuel Levin.
Sin embargo, y pese a todo ello, creemos en la unión comunitaria y sobre todo en la fuerza de la Teshuvá. La base de la Teshuvá es reconocer el error, enmendarlo y no volver a cometerlo.

Instamos a las autoridades de la AMIA a que asuman la representatividad de todas las expresiones judías de la ciudad y no solo la de una minoría, y a realizar la actividad programada con la Rabina Vitas en las próximas semanas previas a Pésaj.

En los últimos tiempos, hemos podido visualizar un importante interés en aumento sobre la cultura oriental, específicamente la china. Esto puede ser explicado a partir de la apertura económica de los capitales chinos por un lado, así como también, en virtud de la mayor inmigración de China continental.

Recientemente fue desbaratada una operación de ciberinteligencia de gran escala lanzada por Líbano, ejecutada bajo el nombre clave de “Lince Negro”. En un mundo donde los escenarios de guerra y espionaje tecnológico están cambiando, esta operación pone en evidencia la facilidad de acceso a la información, que le permite incluso a naciones con poco potencial militar construir sofisticadas redes de ataque a nivel mundial.