El jueves pasado fue presentado en el Seminario Rabínico Latinoamericano el libro 'Marshall T. Meyer. El hombre. Un Rabino', fruto de la labor de Mariela Volcovich, y del apoyo de un conjunto de donantes comprometidos con el legado espiritual de Marshall
Moderó el acto la Sra Rita Saccal, directora de la Biblioteca del Seminario. Al inicio del mismo, quien escribe esta nota aclaró que al honrar a Marshall también se hacía lo propio con todos aquellos que estuvieron a Marshall a través de una recopilación de documentos fílmicos, y apreciar las profundas exposiciones de Graciela Fernández Meijide, el Pastor Aldo Etchegoyen, el Dr. Daniel Fainstein y Mariela Volcovich.
El acto tuvo lugar al cumplirse el quincuagésimo aniversario de la llegada de los Meyer al país, habiendo sido contratado Marshall –a la sazón- como Rabino asistente de la Congregación Israelita de la República Argentina. La presencia en el acto de Naomi, su viuda, que se granjeó su propio y especial lugar en el corazón de muchos por su labor desarrollada, engalanó el acto.
Recordar a Marshall significó para muchos de los que conformaron la nutrida asistencia, reencontrarse con los momentos de su infancia y juventud en los que un joven rabino los enfrentó con su condición judía y los desafió a darle una digna y auténtica continuidad. Para los que sufrieron la pérdida de seres queridos a manos de la dictadura y que hallaron en Marshall a uno de los líderes espirituales más relevantes y contenedores, fue reencontrarse con el compromiso por la dignificación de la condición humana que supo consagrar Marshall con su decir y hacer.
Para los rabinos presentes, tanto los que fueron sus discípulos directos como para aquellos que son los discípulos de sus discípulos, el acto permitió volver a ponderar la peculiar y sobresaliente labor rabínica de Marshall, a saber: la creación de la Comunidad Bet El, del Seminario Rabínico Latinoamericano, de la publicación de Majshavot, de la traducción de un gran número de obras clásicas de investigación en temática judaica, filosofía y religiones comparadas. Haber sido co-fundador del Instituto Superior de Estudios Religiosos. El haber transformado las instituciones que lideraba cual faros de recreación del milenario mensaje judaico, que supo desparramar su luz sobre Latinoamérica en especial, y múltiples lugares de EEUU, Europa e Israel, en general.
Recordar, de acuerdo a la cosmovisión judaica, demanda analizar profundamente y comprometerse con aquello que supo significar la grandeza del espíritu en un momento dado. El jueves pasado, la obra de Marshall mereció una ponderación basada en la memoria y documentada en la obra editada por Volcovich.
Dice en el Libro de los Proverbios (10: 7) ‘La memoria del justo (tzadik) es para bendición’ . La bendición se halla en aquellos que saben recordar e inspirarse para que el fuego que encendió Marshall, quien a su vez lo recibió de Rabi Abraham Joshua Heschel, siga incólume, flameando con más fulgor, para iluminar con su mensaje a una realidad en la que la iniquidad, el detrimento de lo humano y la santificación de Dios, siguen siendo una dramática materia pendiente. junto a él en el desarrollo de sus proyectos. Y en esta ocasión, muy especialmente, a Mario Ringler – quien fuera presidente del Seminario por más de 25 años- que había sido llevado, hacía apenas contadas horas, a su reposo eterno.
Se pudo escuchar y ver