La Hagadá tradicional enumera diez plagas que castigaron a los egipcios. Vivimos en un mundo muy diferente, pero Pesaj es un buen momento para recordar que, incluso después de nuestra liberación de la esclavitud en Egipto, todavía tenemos muchos desafíos que superar como sociedad. Esta es una lista de las “10 plagas modernas":
Desigualdad - El acceso a la vivienda digna, un sistema de salud gratuito y de calidad, alimentación nutritiva asegurada y educación pública de excelencia está lejos de ser igual para todos. La disparidad entre ricos y pobres crece a pasos agigantados y la diferencia de oportunidades es abismal.
Derecho - Muchas personas se consideran con derecho a la comodidad material, la seguridad económica y demás privilegios por el simple hecho de haber nacido en un hogar en determinado contexto.
Miedo - El miedo al "otro", a lo diferente y desconocido, produce y refuerza la xenofobia, el sentimiento anti-inmigrante, el antisemitismo, la islamofobia, la homofobia y la transfobia. Movimientos separatistas e ideologías nacionalistas están resurgiendo y tomando cada vez más fuerza en todo el mundo. Aprendamos de la historia y no cometamos los mismos errores.
Avaricia - Los beneficios económicos son una prioridad más alta que la seguridad de los trabajadores o el medio ambiente. El uno por ciento más rico de la población estadounidense controla el 42% de la riqueza financiera del país, mientras que las corporaciones trasladan su producción fuera de sus fronteras y el derecho de los trabajadores de organizarse y negociar colectivamente se ve amenazado.
Distracción - En esta época de conexión constante, nos distraemos fácilmente por un interminable aluvión de información, mucho de ella sin sentido, sin posibilidad de discernir lo que es importante.
Distorsión de la realidad - Los medios de comunicación construyen y la sociedad acepta expectativas poco realistas. Es imprescindible tener una mirada crítica sobre todo lo que consumimos en materia comunicativa para desarrollar una opinión propia y un juicio analítico de todo lo que nos rodea.
Desconocimiento – Por cómo se organiza la economía actual, es cada vez más fácil ignorar las consecuencias que tienen nuestras opciones de consumo para el medio ambiente y para los trabajadores que producen aquello que compramos. ¿Sabemos dónde y cómo se hacen nuestras ropas? ¿Dónde o cómo se produce la comida? ¿Las condiciones de trabajo? ¿El impacto en el medio ambiente?
Discriminación - Mientras celebramos nuestra liberación de la esclavitud en Egipto, demasiadas personas todavía son discriminadas. Por ejemplo, en las prisiones de Estados Unidos hay cinco veces más afroamericanos que blancos, mientras que la tasa de hispanos duplica a la de los blancos. Las mujeres son otro sector poblacional que es sistemáticamente discriminado a nivel mundial. A pesar de realizar las mismas labores, las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar ganado por un hombre. Las estadísticas mundiales muestran que las mujeres no sólo ganan menos que los hombres en todo el planeta, sino que también hacen más trabajo doméstico no remunerado que ellos, enfrentan tasas de desempleo más altas y son más pobres.
Silencio - No hablamos de cosas que molestan, como la violación, el tráfico sexual, el abuso infantil, la violencia doméstica y el abuso de los ancianos, aunque suceden todos los días en nuestras propias comunidades. Recién hace dos años, de la mano del colectivo #NiUnaMenos, se empezó a visibilizar el enorme problema de violencia de género que atraviesa a la sociedad argentina. En la Argentina hay 50 ataques sexuales por día. Durante 2015 se observaron 3746 violaciones, según la estadística nacional de delitos. Esta cifra representa una tasa de violaciones de 8,7 cada 100.000 habitantes.
Sentirse abrumado y desprotegido - Cuando se enfrenta a estas "plagas" modernas, ¿con qué frecuencia dudamos o cuestionamos nuestra propia capacidad de hacer una diferencia? ¿Con qué frecuencia nos sentimos paralizados porque no sabemos qué hacer para lograr el cambio?
Para ser libres no alcanza solamente con liberarnos de nuestros propios Egiptos personales. La única forma de ser una sociedad libre en estos tiempos es luchando y reclamando como colectivo para lograr así un mundo igualitario, plural y democrático.