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Historia
IOM IERUSHALAIM
Miramos simbólicamente hacia ella al rezar desde el lugar en el mundo en donde nos encontremos.
No la olvidamos en la alegría de la Jupá y por eso rompemos una copa.
La sabemos dorada, hermosa y resplandeciente. Milenaria y pujante. Sabia y cosmopolita. Espiritual y política. Anhelamos regresar a ella ni bien la dejamos. Alma del pueblo judío.
Nunca te olvidamos Ierushalaim, te vivimos en nuestro corazón,
te cantamos en todos los idiomas, te rezamos en todas las lenguas.
Sin embargo por mucho tiempo no pudimos llegar a ella, meditar en sus muros,
recorrer sus callejuelas, rezar en sus sinagogas.
IOM IERUSHALAIM
Este es un dia festivo : 28 del mes de Iyar!!! Iom Ierushalaim
El valor de Jerusalem no puede ser medido, ni pesado ni siquiera puesto en palabras adecuadas.
Si una tierra tiene alma, esa es Jerusalem,es el alma de la tierra de Israel.
Por muchos años, la Ciudad Vieja, se mantuvo solo en las plegarias del pueblo Judío.
Hoy, 53 años después de aquella gloriosa gesta, cada célula de nuestro cuerpo celebra el hecho que representa el retorno del pueblo judío a Jerusalem y de Jerusalem al pueblo judío .
A 75 años de la rendición nazi: el inesperado intento final del jefe de la Marina alemana por armar un gobierno sin Adolf Hitler
Tras el suicido del dictador, la captura de Berlín por parte del Ejército Rojo y las caídas de Múnich y Hamburgo en manos de las tropas angloestadounidenses, la suerte estaba echada. Pero Karl Dönitz continuó gobernando durante tres semanas más lo que quedaba del Tercer Reich.
Para el 8 de mayo de 1945, el Ejército Rojo ya controlaba a la mitad de Europa, desde los países del Báltico en el norte, pasando por Polonia, Hungría y Rumania en el sur. Después de expulsar a las tropas alemanas de estos territorios, su vanguardia había penetrado en el Tercer Reich, capturado Berlín y Viena, y se había encontrado con los aliados angloestadounidenses en el río Elba.
La fuerza expedicionaria aliada comandada por Dwight Eisenhower, en cambio, ya había expulsado a los nazis de Francia, Holanda y Bélgica y de casi toda Italia, y sus unidades de avanzada habían tomado el sur de Alemania, incluyendo Múnich y gran parte del norte.
Adolf Hitler, el dictador que había arrastrado al mundo al abismo con la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, se había suicidado una semana antes, el 30 de abril, acorralado en su búnker en Berlín, poco antes de que los soviéticos capturaran la capital del Reich de los 1000 años.
Durante casi seis años los habitantes de Europa, Asia Menor y el Norte de África vivieron entre toques de queda y la constante presencia de militares en las calles; navegando el racionamiento de alimentos, siempre coqueteando con la hambruna; sufriendo estrictos controles de movimiento y de expresión; y, claro, bajo la amenaza constante de morir bajo un bombardeo aéreo o en medio de un apocalíptico combate entre tanques en las calles de sus mismos pueblos y ciudades.