DURBAN II. El Antirracismo judeofobico

Posteado el Lun, 25/05/2009 - 11:39
Autor
Paticio Brodsky
Fuente
www.patriciobrodsky.com.ar - Buenos Aires, 22/5/2009.

 
Hace un mes asistimos a uno de los bochornosos espectáculos a los que nos tiene acostumbrados la ONU. Me refiero al congreso “racista” contra el racismo denominado Durban II; el cual, al igual que su antecesor del 2001 (Durban I), parecería sentar las bases de una reinterpretación arbitraria del concepto “racismo”.

El cínico descaro de la ONU es cada vez más explícito. Naciones Unidas, desde hace 35 años; esto es al menos desde que en 1975 (y a instancias de la mayoría directa lograda por la U.R.S.S., sus satélites, sus aliados del movimiento de países “no alineados” -con la democracia y con occidente-, y las dictaduras teocrático-nacionalistas del mundo islámico) se impusiera la escandalosa e injuriosa declaración que “dictaminó” que “sionismo equivale a racismo”, se ha tornado un mero instrumento político en el cual el “antiamericanismo” impone su peso específico mediante la mayoría automática.
 
La ONU se ha transformado en un espacio paradójico; y la paradoja se produce debido a que es un espacio sostenido económicamente por occidente (especialmente los EE.UU.) que se ha transformado en una tribuna política del antiamericanismo. En este ámbito feroces dictaduras teocráticas que sojuzgan a sus embrutecidos pueblos y que, además, basan su poder en la homogeneización de la sociedad a través de la persecución de sus minorías (sexuales, étnicas, religiosas, etc.) se reúnen en un aquelarre para emitir condenas (por supuesto que inmerecidas) en contra de la única democracia de Medio Oriente: Israel.
 
Aquellos que no tienen reparo en provocar genocidios reales (Chechenia, Dárfur, Kurdistán, etc.) no tienen ningún pudor en acusar infundadamente a Israel de genocida. Esta misma Organización de las Naciones Unidas que tan presta parece para condenar a Israel se ha mostrado ineficiente e ineficaz a la hora de defender los derechos de miles de víctimas del delito de genocidio (Bosnia-Hersegovina, Kosovo, Chechenia, Ruanda, Dárfur, entre tantos otros episodios); inclusive no ha sido capaz de velar por los derechos de más de 900.000 judíos obligados por la fuerza a abandonar el mundo islámico sin sus posesiones a partir de la creación del estado de Israel.
 
Pero el punto culminante en este derrotero de la ONU es el hecho que Durban II, supuestamente una cumbre antirracista, cuya inauguración ha coincidido con el 66° aniversario de la insurrección judía en el Ghetto de Varsovia contra sus verdugos nazis haya sido inaugurada teniendo como invitado de honor (y por lo tanto disertante del principal discurso) a un tirano intolerante, antisemita y negador del Holocausto. Me refiero al “Führer” iraní Mahmoud Ahmadinejad.
 
Es realmente inaceptable que una cumbre en contra del racismo haya sido inaugurada por el presidente de un estado miembro que lanza amenazas de exterminio contra otro estado miembro, al mismo tiempo que viola de todas las formas posibles las resoluciones de la ONU con tal de lograr tener la capacidad de producir armas nucleares para cumplir sus amenazas genocidas. Es más creíble Caín inaugurando una conferencia sobre el amor fraternal.
 
Durban II fue otra fantochada organizada por la ONU (o por ciertos sectores de la ONU) para darle “seriedad” (legitimar) al “antisemitismo antisionista”, dándole tribuna para inaugurar una conferencia antirracista a uno de los más inmundos racistas del mundo entero. Alguien que niega el Holocausto, que considera que cristianos y judíos son “inferiores” a los musulmanes (dhimmis), que cree correcto apedrear a las adúlteras, colgar a los homosexuales y mutilar a los ladrones. Lo más grave es que esto lo realiza con el aval internacional de una izquierda que afirma representar los valores opuestos pero que, en nombre de la diversidad cultural, avala la absoluta falta de DD.HH. en ciertas regiones del mundo y, además, se ha pasado con armas y bagajes al campo del antisemitismo desembozado.
 
Creemos que la ONU ha perdido su objetividad por completo cuando, en 1975 la correlación de fuerzas creó una “mayoría automática” que condenó automáticamente a Israel sin más fundamento que su propio peso numérico. La situación se ha visto agravada en Durban I y Durban II las que no fueron más que tribunas de expresión del antisemitismo. En Durban II para el discurso de apertura fue invitado especialmente el principal antisemita y negador del holocausto contemporáneo, el presidente iraní Ahmadinejad. ¿Fue una ironía o una provocación desembozada orquestada por los organizadores que la fecha escogida para la inauguración y, por ende para la emisión del discurso de Ahmadinejad fuera el 20 de abril (coincidiendo con el 66° aniversario del día del levantamiento del Ghetto de Varsovia), pero, además con el 120 aniversario del natalicio de Adolf Hitler?.
 
Haciendo una “revisión de prontuario” de esta ONU no es de extrañar que tamaña “humorada” haya sido ex profeso (inaugurar una conferencia antirracista en la fecha del aniversario del nacimiento de uno de los racistas más inmundos que jamás hayan existido, dándole la palabra inaugural a otro raicsta). De esta manera, Durban II se desvirtuó y se transformó en una reunión internacional de Blood And Honour (organización de skinheads neonazis).
 
La doble moral de estas Naciones Unidas tiene correlato en la obsesión por acosar al estado de Israel como supuesto estado “violador” de los DD.HH. pero se calla ante genocidios reales como el de Darfur en Sudán. Este acoso contra el estado de Israel tiene sus principales impulsores entre las representaciones de países con líderes autoimpuestos que gobiernan dictatorialmente hace tres, cuatro o más décadas (“democracias vitalicias”), naciones en las cuales existe la censura de prensa, donde está proscrita la libertad de pensamiento, donde hay pena de muerte por ejercer la libertad de elección sexual, donde hay discriminación por motivos religiosos, la discriminación por género, dónde hay tortura legalizada, donde se aplica la mutilación sexual por motivos religiosos, donde se mutila a los ladrones, se apedrea a las adúlteras, donde el crimen de honor (matar a las mujeres que “deshonran” a los padres y a la familia) es legal, etc.
 
Es, como mínimo, una curiosidad (sino otro “chiste” de mal gusto) que la apertura de la conferencia contra el racismo se realizara en Suiza (un país que durante la Shoá fuera “neutral” y que cerró sus fronteras a las víctimas de Hitler pero las abrió al oro que éste último robara a los primeros) y que se inaugurara el día que se cumplían 120 años del nacimiento de éste. Tal vez (casi con seguridad) se trató de un “mensaje” nada sutil. Sobretodo si tenemos en cuenta que el mensaje inaugural estuvo a cargo de un negador del Holocausto que amenaza con cometer un nuevo judeicidio con total impunidad mientras busca, desesperadamente, hacerse con los medios técnicos (tecnología nuclear) que le permita realizar su pesadilla de “construir” un mundo sin judíos.
© Patricio A. Brodsky
www.patriciobrodsky.com.ar
 

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