Carta a... ¿Qué se yo?

Posteado el Vie, 28/09/2018 - 14:58
Autor
Damián Melamed

No crean que son “piolas” por hacer lo que se les canta.

«No sabes boludo. Hoy le rompí la cara al tarado que me estaba boludeando. Ahora se va a callar.» son frases que casi cualquier chico de la sociedad que hoy reside en Argentina podría decir. Y no está bien. Tal vez hasta una cierta edad no es tan malo, pero peor es que no haya límite de edad para esas cosas.

Muchos podrán decir que esto que estoy escribiendo no sirve de nada. O que como soy un chico que nació y creció, no solo con lo que necesitó, sino con lo que quiso, mi opinión no vale. Pero para aquellos que piensen eso, tengo algo para decirles: sí vale. Y no solo eso, sino que vale lo mismo, exactamente lo mismo que la opinión de los demás. Y no me digan que miento, porque no es así. Cada uno es libre de pensar lo que piensa.

Respetemos. Respeto. Respetar. ¿Alguien se acuerda de esta familia de palabras? No parece. Vivimos en una nube de pedos donde todo es como yo digo, o no es. Vivimos encerrados en un castillo en constante batalla. Los que piensan como yo o parecido, entran. Si no, sos un enemigo que hay que matar. Es así, no intenten negarlo. Los herreros, granjeros, vendedores y doctores desaparecieron, no son parte de esta historia.

Kirchneristas Vs. Macristas. Aborto legal Vs.  pro-vida. A favor de la Iglesia-estado o no. ¿Dónde están los grises? Yo no los veo. Todo se reduce a un bando.

Igual tranquilos. Es todavía peor. ¿Se acuerdan de eso del respeto? Bueno, lo retomo, porque el pro-vida caga a palos al pro-aborto solo por usar un pañuelo. «Está matando a alguien» dice uno -no importa cual- para justificarse. Pero no. En ese momento lo único que está pasando es una agresión por una situación hipotética.

No me malinterpreten, no estoy intentando deslegitimar ninguna lucha, solo las utilizo para demostrar como está la sociedad. Toda la sociedad. Un fuego arrasador arruinó las cabezas de todos, sin distinguir culto, posición económica o contexto social.

Solo den un paso para atrás y vean. Hacemos todo mal. Votamos el presidente que sea menos peor. Buscamos al político que menos robe -cuando no deberían robar, por más que parezca mentira. Pero en vez de soñar con un gobierno que no robe y se preocupe por toda la gente, soñamos con ver al partido que elegimos triunfar. ¿Porqué? ¿Qué magia tiene este país que hace que tiremos todos para distintos lados? ¿Qué hechizo tiene este hermoso territorio en el cual yace la Nación Argentina para que de todo lo que tiene para ofrecernos no saquemos otra cosa más que dramas y lamentos? Pero más importante que cualquier cosa, ¿tiene que seguir siendo así?

En vez de criticar al otro por lo que está haciendo mal, fijense que es lo que ustedes están haciendo mal -yo me incluyo en ese “ustedes”, nadie hace las cosas bien. AU-TO-CRÍ-TI-CA. Parece una palabra complicada, el concepto lo es más todavía y llevarlo a la práctica es realmente muy difícil, pero una vez que lo hacemos, lo demás es fácil. Pensar antes de hablar no es solo una frase. Procesamos lo que nos dijo nuestro prójimo antes de responder agresivamente, y, si después de una breve reflexión, seguimos sin estar de acuerdo ¿saben que significa eso? Que la gente puede pensar distintas cosas.

Muchos conocen el chiste de que estaba Dios con sus Arcángeles, creando el mundo y cuando le toca el turno de crear la Argentina, Dios dice: «Le daremos tierras fértiles, que llamaremos La Pampa, y también al norte, las mejores tierras para que cultiven las mejores uvas, que darán los mejores vinos. También le pondremos una hermosa cordillera, con nieves eternas, y le daremos inmensas playas, bosques llenos de vida, variedad de climas y fauna y bla-bla-bla...». En eso uno de los arcángeles interrumpe y dice: «Pero Dios, ¿tanta belleza y tanta fertilidad le daremos a ese país? ¿no es demasiado?» y Dios le respondió «¡Sí, pero después le ponemos a los argentinos que se encargan de hacer mierda todo!»

No aceptemos esto como la realidad, porque una vez que lo aceptamos, estamos perdidos. Si decimos que esto es así y no hay forma de cambiarlo, no va a haber una forma de cambiarlo.  Es verdad. Pasamos malos momentos -muy malos muchas veces- y siempre que salimos adelante, nos volvemos a caer. Bah, mentira, nos tiramos nosotros mismos. Esta vez, intentemos subir la montaña todos juntos. 40 millones de personas subiendo junta. Siempre va a haber algunos que tiren para abajo, o que diga que falta mucho para la cima, pero lo importante es que sean más los que digan que podemos llegar.

 

Damián Melamed

Un ciudadano cualquiera.

 

 
 

 

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