JUICIO Y DEFENSA poema de Pablo Schvartzman

Posteado el Jue, 18/09/2014 - 16:36

JUICIO Y DEFENSA

Despierto en la madrugada

y me digo: ”un dia más...”

Décadas, lustros y años

me comienzan ya a pesar;

el porqué esta larga vida

no lo puedo imaginar.

Abuelos, padres, hermanos,

ninguno alcanzó mi edad

y alguno se fue del mundo

casi antes de despertar.

Por eso, Gran Arquitecto,

pregunto con ansiedad:

¿tienes para este anciano

algunas tareas más?

¿O quizás es un castigo

que no alcanzo a descifrar?

Recorro todos mis años

y no veo mucha maldad;

seguro algún pecadillo

que se puede soslayar.

Porque casi no he mentido,

no he jurado jamás,

no he robado, sí he odiado

alguna oportunidad;

pero es humano supongo

lo de amar y lo de odiar.

Fui un rebelde, no lo niego,

en la escuela y el hogar

pero, ¿quién, en este mundo,

puede, con sinceridad,

tomar la primera piedra

y disponerla a arrojar?

Amable fui con las gentes,

no aprendí a discriminar,

ayudé al necesitado

sin sacrificios quizás.

No me convierte eso en santo

ni lo pretendí jamás.

Doné litros de mi sangre

sin saber ni preguntar

a quién se destinaría,

estuviese bien o mal.

No caí en la idolatría;

soy de la estirpe de Abraham

y acato una buena parte

de las órdenes que dan

los preceptos y las leyes

que rigen la humanidad.

Pero sigo preguntando

por qué tanta ancianidad

e insisto con el dilema:

¿tendré algunas tareas más?

He cumplido con aquello

de “creced y multiplicad”:

cuatro hijos, doce nietos,

no es demasiado, ¿verdad?

No fui a escuela para padres

y me hube de equivocar.

He honrado a padre y madre

y a la compañera más.

Combatí a las tiranías

dentro mi capacidad,

impugné el libertinaje,

defendí la libertad.

Sufrí discriminaciones

y bastante de maldad,

pero traté en lo posible

de olvidar y perdonar.

Tuve largos quince meses

de servicio militar,

aprendiendo la experiencia

de obedecer sin chistar;

y encontré allí camaradas

de corazón fraternal.

Y también caí entre rejas,

pocos días nada más;

soporté afanes, trabajos,

y accidentes por demás

y, sí, abusé, reconozco,

de la alta velocidad.

Todo ello no me hace bueno

y acepto con humildad

que en mi modesta existencia

sólo soy un hombre más

con virtudes y defectos,

pero, más de éstos quizás.

El Juez Supremo decide

lo que haya que censurar.

Trato hoy de tener paciencia;

pronto he de dilucidar,

cuando parta y comparezca

al que me habrá de juzgar.

Pablo Schvartzman

Concepción del Uruguay, 14.9.14