La Comunidad QOM, igual que la Judía, resisten y defienden sus valores

Posteado el Mié, 27/05/2015 - 13:10
Autor
Dr. Leonardo Feiguin
Fuente
Plural JAI

Si pasamos por la intersección de las Avenidas 9 de Julio y de Mayo en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, veremos un campamento de protesta de la Comunidad Qom que hoy tenía un cartel que decía "90 días y la presidenta no nos recibe". No cortan el tránsito, no producen mayores perjuicios al resto de los ciudadanos, solo protestan pacíficamente. Si uno se acerca, le informan de sus reclamos y de la realidad que viven, sobre todo en Formosa: el gobierno corrupto, clientelista y prebendario de Gildo Insfrán con pleno apoyo del gobierno nacional actúa con la política del "garrote y la zanahoria": represión incluso física para los "díscolos" y para quienes quieran traicionar a sus hermanos les ofrecen planes de vivienda, puestos en empleos públicos (más del 70 por ciento de la población económicamente activa de ese distrito son empleados públicos). Así las cosas, llegaron a elecciones de autoridades, y pese a la división que por todos esos medios intentó el gobierno volvió a ser electo representante el señor Felix Díaz. Los aborígenes pueden haber perdido sus tierras, su salud, y muchas otras cosas pero hay algo que no han perdido: su dignidad y respeto por sí mismos y por los demás.

La comunidad judía argentina también está viviendo en carne propia esa política de "cooptar o dividir" que parece ser un modus operandi de la facción política que ejerce el gobierno nacional. Vemos "radicales K", "socialistas K", "QOM K", "argentinos de origen judío" y otros similares donde no han podido cooptar la institución o el partido en cuestión.

La democracia es el mejor sistema de gobierno que conocemos. Perfectible, mejorable, con matices, pero irremplazable. En vez de participar en la vida interna de las instituciones (o tal vez por haberlo hecho y no poder ganar democráticamente las conducciones) optan por dividirlas y crear "sellos" más o menos representativos pero totalmente adictos al poder. Eso no es progresista. Eso no es de izquierda. Eso es antidemocrático.

En la comunidad judía tenemos un agravante: para oponerse a las instituciones comunitarias se usan argumentos que han sido históricamente base de libelos antisemitas de la más baja calaña, desatando irracionalidades que ellos mismos no serán capaces de frenar y que provocan un daño que excede su efímero poder a partir del dinero e influencias de un circunstancial gobierno nacional.

A ninguno de los que no hayamos votado a este gobierno nacional se nos ocurriría decir que no son nuestras autoridades, y no propondríamos la formación de un gobierno alternativo. Trataremos de trabajar cada uno desde donde quiera o pueda para lograr un gobierno que no abuse de los resortes del poder para cooptar o dividir, pero nos sometemos a la decisión democrática de la mayoría del pueblo.

Solo le pedimos que se sometan a la decisión democrática de la mayoría de los Qom y de la mayoría de los judíos.

Sin votos (todavía)