Un Seder pots-moderno

Posteado el Mié, 13/07/2011 - 12:10
Autor
Jorge Schussheim
Fuente
http://www.facebook.com/notes/jorge-schussheim/

 

Cuando Bérale (pronúnciese Bernie) Schavelzon llegó esa tarde a su shtíbale (pronúnciese dúplex), antes de introducir la llave en la cerradura tocó con unción la mezuzah (pequeño tubo que se coloca en el marco de las puertas de las casas judías pots-modernas y que suele contener las instrucciones resumidas para operar el celular inteligente del propietario) y llevó la mano a su boca.

Adentro, el clima era festivo.

Su mujer Cecilia (pronúnciese Jessica) ya había tendido el mantel blanco y preparado la cassetera con un video especial sobre deportes acuáticos ("The Sinai Boys and the Red Sea Surfers").

Bérale (perdón: Bernie) saludó cariñosamente a su primogénito Sami (pronúnciese Gonzalo) y a su pequeña hija Esther (pronúnciese Romina), se encasquetó su yarmulke (gorra que suele usarse con la visera para atrás) y se dispuso a celebrar Pésaj (pronúnciese "pizza", pero como aspirando).

Tomó su notebook, puso en pantalla el directorio correspondiente y recuperó el documento"C:\file\hagadá".

Acto seguido y sin que Gonzalo se diera cuenta, escondió las galletas macrobióticas de arroz (pronúnciese matze) en el afikonim (pronúnciese portafolios).

Y comenzó el relato.

BERNIE:-Y fué que hubo un tiempo en que los judíos teníamos que trabajar full-time en Egipto, que es ese lugar adonde estuvimos el anteaño pasado, antes del tour por Italia y después del crucero por el Mediterráneo.

Y tan duro era el pan de la pobreza y tan pésimas las prestaciones de la obra social, que Moisés (pronúnciese Moe), le dijo al faraón:"...deja a mi pueblo salir, o, por lo menos, ir por quince días a Punta del Este... ¡Gonzalo!, ¡dejá de comerte esos huevos duros con el jamón crudo y hacé las fir kashes!

GONZALO:-má nishtana halaila hazé...(Nota del Autor. Este texto seguirá en castellano para los que no hablan francés) ...¿porqué las demás noches comemos baguettes y esta noche sólo este pedazo de cartulina?

¿Porqué las demás noches la shikse hace ratatouille y esta noche ensalada de radicheta?

¿Porqué esta noche no tenemos salsa de soja en la mesa?

¿Porqué esta noche comemos tan tirados para atrás que ni vemos la comida? Y ya que estamos¿a esto le llaman comida?

BERNIE:-...y dijo Jehová (Joe): ...y he visto la aflicción y el dolor de mi pueblo y he descendido para liberarlos de las manos de los egipcios y los conduciré a una tierra donde manan arroyos de leche cultivada con jugo de kiwi. Y los judíos comenzaron a hacer aerobismo detrás de Moises por el desierto hasta que fué que hubo que llegaron a las orillas del Mar Rojo, muy cerca del Shopping Center de Eilat.

Y allí Moisés llamó a su Asistente de Producción y le pidió los botes neumáticos. Y el Asistente le replicó que por un problema de logística habían quedado en el Hilton de El Cairo.

Y ocurrió que Moisés, con la ira reflejada en su cara, le enrostró:

"y ahora que se supone que haga? Que golpee con mi báculo tres veces en el suelo y que el Mar Rojo se abra y que cuando hayamos pasado y los egipcios estén en el medio se cierre nuevamente y que se ahoguen?".

Y el Encargado de Prensa, que se encontraba a su lado, le dijo: " Jefe, si usted consigue eso, le garantizo no menos de dos páginas en el Antiguo Testamento"

Y el Jordán, por no ser menos, tambien retrocedió y su lecho quedó seco igual que el Abra Vieja el domingo cuando volvíamos a la guardería y cuando las aguas regresaron los egipcios se ahogaron y los coreanos perdieron el 30% del mercado y los judíos se instalaron en Israel,  menos Moisés que era inteligente y abrió un negocio de báculos y cámaras Minolta en Flagler Street, adonde hay tantos judíos como en Israel, pero con aire acondicionado. Y eso fué más o menos lo que pasó y ahora podemos comer al pollo...

Y pensando que el cuento había terminado, Jessica, Romina y Gonzalo se dispusieron a cenar.

Pero en ese preciso instante, Bernie, con su mirada súbitamente perdida y como si recordara algo olvidado desde hacía mucho tiempo, comenzó a susurrar, mientras servía vino en una copa que nadie sabía cómo había llegado a la mesa: -Eliahu hanavi, Eliahu hatishbi, Eliahu haguiladí bimeirá iavo eileinu im moshíaj Ben David... Leshaná habahá birushalaim...

Y Bérale, Cecilia, Sami y Esther (ahora sí pronúnciense sus verdaderos nombres),  como si los zeides y las bobes a los que ni siquiera conocieron estuvieran presentes, y sin saber hablar ni una sóla palabra en hebreo, comprendieron sin entender, retrocedieron decenas, cientos, miles de años en el tiempo y por un breve momento se reunieron con su vieja y distante verdadera identidad.

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