Día de JERUSALEM – Celebración de una unificación ilusoria

Posteado el Vie, 14/05/2010 - 12:26
Autor
Daphna Golàn - Traducción: José Adaszko
Fuente
Haaretz

 
Unas semanas después que dijéramos “el año que viene en Jerusalén” en el marco del Seder de Pesaj, el Día de Jerusalén ha llegado, y nos obliga a preguntarnos si esta es la Jerusalén a la que nos referíamos.
 
Jerusalén está gozando actualmente de una primavera agradable. Brilla el sol, y en el oeste de la ciudad, la calle están en pleno bullicio, hay miles de policías armados y los civiles temen a la próxima explosión.
 
¿Es ésta la Jerusalén que han soñado los judíos de la diáspora? La Jerusalén unida que se extiende desde Shoafat a Beit Sahur? Una ciudad donde en una parte se construye una monstruosidad como el complejo de apartamentos Holyland, y por el otro no existe un plan maestro para la ciudad, casi no hay oportunidades de creación, y miles de personas viven con el temor de que sus casas, que fueron construidas sin permiso, serán demolidas.
 
¿Nos imaginamos que cuando los judíos volvieron a Jerusalén evacuarían a los palestinos de sus hogares a fin de instalarse ellos? ¿Es posible celebrar la unificación de Jerusalén, cuando las familias palestinas de Sheikh Jarrah son expulsadas de sus hogares bajo la égida de la corte y que se instalen judíos en su lugar?
 
A diferencia de las fiestas judías que celebramos en el país y que nos acercan a la Jerusalén que está en nuestros corazones, el Día de Jerusalén nos invita a salir a la calle, a los espectáculos, manifestaciones y a un desfile por las calles de la ciudad. Entre vallas el alcalde Nir Brkat nos invita a “participar en la celebración del 43º aniversario de la unificación de la ciudad, así como en la Semana de la Educación, cuyo lema es “los avances mas allá de las murallas”. Este tema , dijo Barkat, “expresa nuestra convicción de que mediante la educación competente, es posible salir de un peligroso círculo vicioso, a fin de superar obstáculos y mirar hacia el futuro”.
 
Sin embargo, el slogan “los avances mas allá de las murallas” en “la semana de la educación”, no incluye ninguna mención de Nadia, quien no puede ir a su escuela en Jerusalén debido al muro. Con el mismo criterio no se hace referencia a los miles de niños palestinos cuyas escuelas no tienen espacios verdes, o de los cientos de niños perjudicados por la contaminación proveniente de una fábrica lindera a una escuela de Jerusalén oriental.
 
Jerusalén celebra su fiesta con tambores y bailes, mientras el 74% de los niños palestinos y el 47,7% de los niños judíos viven en la pobreza.
 
Los desfiles del Día de Jerusalén celebran una unificación que nunca tuvo lugar y cuya unidad fue un invento. En 1967 Jerusalèn se triplicó en tamaño, absorviendo a Jerusalén oriental, como así también 28 aldeas palestinas. Hoy es la ciudad mas grande de Israel, y sus fronteras son un insulto para el mapa. Más de un tercio de las tierras de propiedad privada del este de Jerusalén han sido confiscadas , y solo se ha construido en los barrios judíos.
 
Jerusalén, que hoy celebra su unificación, es una ciudad dividida entre los judíos, para quienes se ha proyectado la ciudad, y los palestinos a quienes el Estado de Israel ve como extranjeros en su propia ciudad.
 
Las construcciones para los judíos continúan, a pesar que en los últimos tiempos ha crecido la migración de la ciudad, y al restar los miles de judíos que salieron de la misma y teniendo en cuenta su crecimiento natural, vemos que la población judía de la ciudad es difícilmente modificable.
 
Pero para los palestinos, cuyo promedio de tasa de natalidad es más alta y que no están saliendo de la ciudad, no se ha construido un solo barrio. No existe un plan maestro y los permisos de construcción son muy escasos. También hay muchas demoliciones de casas construidas sin permiso.
 
Dividida Jerusalén, está celebrando una unificación que nunca tuvo lugar. Se está celebrando la ocupación y la persistente discriminación contra más de un tercio de los habitantes de la ciudad, a la que el municipio asigna menos del 14% de su presupuesto.
 
La conexión del pueblo judío a Jerusalén no tiene necesidad de desfiles con miles de policías armados y civiles. Lo que necesita Jerusalén es ideas nuevas, aprender del pasado y crear una esperanza para todos los residentes de la ciudad: palestinos e israelíes, musulmanes, cristianos y judíos. “El año próximo en Jerusalén” se construye con igualdad.
 

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